El drama de los productores patagónicos: en Santa Cruz la nieve les impide comer a las ovejas y hay temor de mortandad

El frío extremo afecta la provincia de Santa Cruz y esto supone un gran riesgo para los animales en las zonas rurales. Los productores temen por una gran mortandad de ganado ovino y bovino.

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Santa Cruz tiene 2 millones de ovinos y 80 mil bovinos: en ambos casos, el 50 % del ganado esta en riesgo.

El crudo invierno llegó a Santa Cruz y puso a prueba a los productores ganaderos de la región, incluso a los más avezados que viven en la zona desde hace décadas. Un manto de nieve, que alcanza entre 40 y 60 centímetros de espesor, cubrió las tierras patagónicas convirtiendo la búsqueda de alimento en una misión casi imposible para más de un millón de ovejas y 40.000 bovinos.

Según la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS) que se encuentra adherida a Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) la situación es dramática y sólo resta esperar que las nevadas no se acentúen en los próximos días.

Las ovejas, en un instinto de supervivencia, rascan desesperadamente el suelo en busca de pasto a menudo sin éxito debido a la capa de hielo de hasta 10 centímetros que se forma debajo de la nieve. Ellas no pueden quedar inmóviles ni tapadas por la nieve, porque si se acuestan y la nieve se derrite un poco, luego se les pega a la lana y no les permite ponerse de pie.

Enrique Jamieson, presidente de FIAS, aseguró que “lo primero que hay que hacer es tratar de llegar a las zonas afectadas. Hay que limpiar las rutas provinciales y nacionales que se cortan por precaución, porque hay productores que quieren entrar a sus estancias y no pueden o otros que ni siquiera pueden salir”.

Ante esta crisis, las gremiales rurales y el gobierno provincial, a través del Consejo Agrario, redoblaron esfuerzos para habilitar las rutas y los caminos secundarios necesarios para llevar alimento a los animales. La prioridad es llegar a las estancias más aisladas y tomar contacto con el personal “tierra adentro” en cada uno de los puestos para decidir los pasos a seguir más adecuados.

El plan de contingencia

Los productores, acostumbrados a las adversidades del clima patagónico, a partir de la propia experiencia elaboraron un plan de contingencia para enfrentar la crisis. La estrategia incluye arrimar la hacienda a lugares donde aún quede algo de pasto disponible y evaluar constantemente la situación en el terreno.

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En la zona creen que si el clima no regala un “veranito” en el termómetro, los problemas se agravarán.

En rigor de verdad, todo productor de la zona sabe que tiene que tener una reserva mínima como para afrontar algún tipo de situación de este tipo. Una oveja puede aguantar hasta 2 semanas sin comer, porque va a seguir tomando agua, el tema es que no se quede pegada o tapada por la nieve porque eso lleva al fallecimiento de los animales.

Cesar Guatti, productor miembro de la FIAS, aseguró en diálogo con Meteored que “los potreros son muy grandes, así que normalmente lo que se hace es tratar de arrimar como se puede la hacienda en un lugar para proveer de pasto”. Según Guatti, “si en un período de 10 a 15 días la nieve no afloja, la situación podría volverse crítica”.

La "combinación perfecta" que no debería darse

El mayor temor de los ganaderos es que el viento agrave la situación, porque se genera un fenómeno que los locales denominan “voladero”. El mismo consiste la acumulación de nieve causada por el viento, que suele sepultar a los animales, debilitándolos hasta que ya no pueden sobrevivir.

Mientras tanto, se están coordinando acciones de asistencia junto al Consejo Agrario Provincial y otras entidades para abrir caminos y asegurar la provisión de alimento. Los ganaderos de Santa Cruz están ante un nuevo desafío, el de mantener con muchísimo esfuerzo -a pesar del clima- estos bastiones de argentinidad que viven en cada argentino que hace patria al vivir en el campo.

¿Qué pasará con las ovejas?

El pronóstico para los próximos días no es alentador y las previsiones de heladas y fuertes vientos mantienen a los ganaderos en alerta máxima. Sin embargo, los productores son prevenidos y saben que deben tener una reserva mínima como para afrontar algún tipo inclemencia climática.

A pesar de las adversidades, los ganaderos siguen buscando soluciones para mantener la producción y proteger su capital más preciado: sus animales. Con la esperanza de que el clima les dé una tregua, continúan enfrentando el invierno con valentía y determinación.