31 de julio: hoy se celebra el Día Mundial del Guardaparque
Hoy es un día para celebrar la importancia del guardaparques, una profesión de suma relevancia a nivel internacional, cada vez más evidente, en un mundo que experimenta progresivamente más amenazas.
El 31 de julio se celebra el Día Mundial del del Guardaparque. Su objetivo es rendir homenaje al trabajo de estos profesionales que en todo el mundo contribuyen mucho a la conservación de la flora y fauna silvestres y trabajan para la protección de los tesoros naturales y culturales, patrimonio de nuestro planeta.
Este día también tiene el propósito de recordar y honrar a todos aquellos que perdieron la vida o resultaron heridos en el cumplimiento de este valiosísimo deber. El Día Mundial de los Guardaparque se celebró por primera vez en 2007, en el 15° aniversario de la Federación Internacional de Guardabosques (IRF).
Guardaparques: un papel sumamente importante
Los guardaparques tienen una función fundamental en lo que respecta a la protección del patrimonio natural, tienen la obligación de garantizar funciones de vigilancia, inspección y seguimiento relacionadas con el medio ambiente y los recursos naturales, en el ámbito del dominio del agua, el patrimonio natural y la conservación de la naturaleza y la biodiversidad.
Realizan un seguimiento de las especies y hábitats silvestres, recogen y, en su caso, prestan primeros auxilios a los animales silvestres heridos o debilitados, controlan el tráfico de especies animales, inspeccionan los residuos y evalúan su peligrosidad, realizan un inventario de las fuentes contaminantes y controlan la calidad de los aguas, colaborar en la reintroducción de especies amenazadas y ayudan en la recuperación de áreas degradadas, como así tambien en la detección y primera intervención en incendios forestales, entre otros.
A ellos les corresponde, básicamente, proteger nuestros espacios naturales, evitar la destrucción de hábitats, ayudar en la recuperación de los ecosistemas y en la conservación de especies animales y vegetales. En esencia, se dedican a cumplir y hacer cumplir la legislación relativa a la conservación de la naturaleza y la normativa de áreas protegidas.
Realizan sus funciones en lugares inhóspitos y aislados y son una presencia permanente en la naturaleza, protegen paisajes y áreas clasificadas, hacen todo lo posible para garantizar la salvaguardia de la fauna y flora silvestres. Constante y diariamente, arriesgan sus vidas para proteger el patrimonio natural.
Estos, sin embargo, no tienen la única misión de proteger la naturaleza y la biodiversidad. Orientan su trabajo al servicio de las comunidades locales y de la sociedad en general, debido a su acción y cooperación con las poblaciones, a través de la sensibilización, fortaleciendo las relaciones entre éstas y el patrimonio natural y cultural.
Este rol vino a romper con el paradigma anterior de gestión de las áreas protegidas, donde se defendía la idea de aislar los lugares a proteger y prohibir las actividades humanas. Su acción y cooperación con las poblaciones, como se mencionó, los acerca al patrimonio natural y cultural, lo que demuestra la función cada vez más evidente de estos profesionales como agentes de sensibilización y educación comunitaria.
Una profesión que debe ser valorada
En un mundo que enfrenta niveles de amenazas sin precedentes, que representan un riesgo real para la biodiversidad, los ecosistemas y la salud humana, más de 8.400 especies de fauna y flora silvestres en peligro crítico, casi 30.000 clasificadas como en riesgo o vulnerables, un millón de especies al borde de la extinción debido a la destrucción de su hábitat, la contaminación por combustibles fósiles y el empeoramiento de la crisis climática, la importancia de estos profesionales es evidente.
Queda entonces claro, sin lugar a dudas, que esta debe ser una profesión que claramente exige ser valorada, por todo el esfuerzo que compromete, tanto por parte de los tomadores de decisión políticos como por parte de la sociedad civil. La provisión de medios y capacitación que permitan el pleno ejercicio de sus funciones debe ser una constante y constituir un designio del Estado.
Como hemos visto, los guardaparques son un pilar fundamental no solo para la conservación de la naturaleza y la biodiversidad, sino también para el desarrollo sostenible de las regiones, principalmente en los ámbitos ecológico, económico y social.