¿A qué temperatura hay que lavar la ropa? ¿Y si lavar a 90 °C fuera inútil?

¿A qué temperatura lava la ropa? ¿A 30 °C, 40 °C, 60 °C o 90 °C? ¿Y si lavar a 90 °C fuera inútil y malgastara tu dinero?

Servicio de lavandería
¿Y si lavar la ropa a 90 °C no tuviera sentido?

En el mundo de la limpieza de la ropa, la temperatura del agua sigue siendo un tema de debate constante.

Entre las recomendaciones ancestrales de lavar a altas temperaturas y las tendencias modernas que abogan por el ahorro de energía y la protección de los tejidos, resulta cada vez más crucial distinguir lo que es real de lo que no lo es. El objetivo de este artículo es explorar las diferentes temperaturas de lavado, su eficacia, su impacto en el medio ambiente y las mejores prácticas para una ropa impecable y preservada.

Temperaturas de lavado y su eficacia

La elección de la temperatura de lavado no debe tomarse a la ligera. Históricamente, lavar a 90 °C se consideraba la garantía de una ropa perfectamente limpia y desinfectada.

El lavado a 90 °C, que alguna vez fue la norma, ya no es necesario en la mayoría de los casos.


Sin embargo, ¿esta práctica sigue vigente? Las investigaciones muestran que para la mayoría de las necesidades de lavado, temperaturas más bajas, como 30 °C o 40 °C, son más que suficientes. Estas temperaturas son suficientes para eliminar las manchas comunes y son más suaves con los tejidos, alargando la vida útil de nuestra ropa.

¿Por qué lavar a 60 °C?

Se recomienda lavar a 60 °C en situaciones específicas, en particular para la ropa de casa, ropa de bebé o cuando alguien está enfermo en la casa, ya que esta temperatura elimina eficazmente bacterias, ácaros y otros microbios.

En cuanto al lavado a 90 °C, está reservado para casos especiales que requieren una desinfección completa, como ropa y ropa de cama contaminadas por patógenos. ¡Por lo tanto, en la mayoría de los casos no es necesario lavar a este valor tan extremo!

Impacto ambiental y ahorro

Lavar a temperaturas más bajas no sólo es bueno para nuestra ropa, sino también para nuestro bolsillo y el medio ambiente.

Reducir la temperatura de lavado de 90 °C a 40 °C puede suponer una importante reducción del consumo eléctrico, lo que se traduce en un ahorro en la factura de la luz y una menor huella de carbono.

Protección textil

Las altas temperaturas pueden dañar los tejidos, provocando encogimiento y arrugas, especialmente en fibras de algodón y textiles sintéticos.

Por ello, es fundamental seguir las recomendaciones de la etiqueta de cada prenda, para garantizar no sólo una limpieza eficaz sino también la conservación de la calidad de los textiles.

En conclusión, lavar a 90 °C, que alguna vez fue la norma, ya no es una necesidad en la mayoría de los casos. Temperaturas más moderadas como 30 °C o 40 °C ofrecen un excelente equilibrio entre eficiencia de limpieza, conservación de textiles, ahorro de energía y reducción del impacto ambiental.