Alarma en Península Valdés: hallan decenas de ballenas muertas y se investiga el impacto ambiental

Según el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral, el 90 % de las muertes se concentran en dos zonas claves para la alimentación de estos cetáceos, donde las algas tóxicas proliferan de forma intermitente.

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La presencia de algas tóxicas en el Golfo Nuevo podría estar vinculada a la mortandad de ballenas en Península Valdés.

En las costas de Península Valdés, en la provincia de Chubut, se registró una mortandad inusual de ballenas francas australes. Desde junio hasta octubre de 2024, las autoridades contabilizaron 71 ejemplares muertos, cifra que casi triplica las muertes del año anterior.

Este fenómeno, que involucra tanto a ballenas adultas como a juveniles y crías, despertó preocupación tanto en la comunidad científica como en las organizaciones dedicadas a la conservación de esta especie emblemática del Atlántico Sur.

Los cadáveres de las ballenas aparecieron en diversas áreas de la península, principalmente en el Golfo Nuevo y Golfo San José. Durante los monitoreos, se detectó que en su mayoría las ballenas afectadas son hembras adultas y sus crías, que llegan a las costas tras un largo período de ayuno para alimentarse del plancton primaveral, particularmente denso en esta época.

Causas posibles: ¿qué hay detrás de estas muertes?

Las investigaciones apuntan a las floraciones algales nocivas, más conocidas como “mareas rojas”, como una de las causas probables de esta mortandad. Estas floraciones, que son naturales y se intensifican en primavera, producen biotoxinas que contaminan el plancton y los organismos marinos que las ballenas consumen.

Las toxinas se acumulan en los cuerpos de estos cetáceos, provocando efectos tóxicos que pueden llevar a la muerte. Sin embargo, las autoridades de Chubut han advertido que los niveles de toxinas no son lo suficientemente altos como para declarar una alerta de marea roja.

Investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y otros especialistas continúan recolectando muestras de tejidos y fluidos de los animales varados para analizar posibles biotoxinas, pero hasta ahora, los análisis realizados en cholgas, un molusco marino, revelaron niveles de saxitoxina dentro del límite seguro para los humanos. No obstante, los científicos sostienen que, al tratarse de un fenómeno estacional y localizado, las concentraciones de toxinas podrían variar en tiempo y espacio, afectando a las ballenas en ciertos puntos críticos.

La remoción de los cadáveres

La acumulación de es estos ejemplares fallecidos en las costas generó un desafío logístico considerable. La Dirección de Flora y Fauna de Chubut, junto a la Administración de Vialidad Provincial y otros organismos, se encuentra trabajando en la remoción de los cuerpos.

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Científicos analizan muestras de los tejidos de las ballenas en busca de toxinas que expliquen las muertes en masa.

Las tareas se concentran principalmente en áreas cercanas a Puerto Pirámides, un lugar de difícil acceso que complica la operación. Los equipos de rescate deben transportar los cuerpos hacia zonas donde puedan ser enterrados o remolcados de vuelta al océano para su descomposición natural.

El estado avanzado de descomposición de muchas ballenas dificulta el trabajo, y la descomposición misma genera olores y gases que, en algunos casos, pueden llevar a la explosión de los cuerpos, un riesgo tanto para los trabajadores como para el ecosistema local. Las autoridades advirtieron a la población y a los turistas que eviten acercarse a las ballenas varadas para evitar problemas de salud y minimizar el impacto ambiental.

Un evento recurrente, pero no por eso menos dramático

No es la primera vez que se observa un fenómeno de este tipo en Península Valdés. En 2022, se registró una mortandad similar, cuando murieron cerca de 30 ballenas en menos de un mes.

Este tipo de eventos destaca la vulnerabilidad de la fauna marina ante los cambios ambientales y la proliferación de algas tóxicas en el ecosistema. A nivel mundial, se han documentado episodios similares en mares de diferentes latitudes, lo que subraya la necesidad de monitoreos permanentes y de la implementación de medidas preventivas.

Las ballenas francas australes juegan un papel fundamental en el equilibrio del ecosistema marino, ya que al ser consumidores de organismos microscópicos y pequeños peces, contribuyen al control de las poblaciones de plancton y ayudan a mantener la salud de las aguas en las que habitan. La pérdida de un número significativo de ballenas no solo afecta la biodiversidad, sino que también puede alterar la dinámica de las cadenas tróficas en los golfos afectados.