Amor a la temporada baja: 3 parejas de destinos en Argentina que se vuelven (todavía más) irresistibles en otoño

Son destinos que funcionan excelente para ser visitados individualmente pero, combinados con otra ubicación y con menos movimiento turístico, elevan la experiencia de viaje de forma considerable.

Bariloche en otoño
Bariloche en otoño

El otoño en Argentina ofrece una oportunidad única para explorar destinos que, durante esta temporada, experimentan una notable disminución en la afluencia turística: afortunadamente para los viajeros, esto se traduce en una experiencia de viaje más tranquila y la mayoría de las veces también en una propuesta más económica.

Estos factores hacen, de hecho, que sea posible aprovechar la escapada y combinar la estadía con más de una ubicación. Si quieres aprovechar al máximo la época que se contempla entre las últimas semanas de marzo y las primeras semanas de junio, estas son algunas parejas de destinos en el país que funcionan muy bien para ser visitadas de un mismo tirón en un plazo ideal de por lo menos siete días.

Villa La Angostura y Bariloche

Si bien se trata de destinos que son populares durante todo el año considerando que en pleno verano lucen su vegetación abundante y sus lagos cristalinos y en invierno se destacan por atracciones completamente blancas por la nieve, para ambos el otoño marca el inicio de la temporada baja. Es decir, lugares que se vuelven un poco menos concurridos y con mayor disponibilidad -y posiblemente mejores precios- en sus principales servicios turísticos.

Villa La Angostura en otoño
Villa La Angostura en otoño

Estos rincones de la Patagonia argentina (el primero en la provincia de Neuquén y el segundo en Río Negro) y el trayecto de la Ruta de los Siete Lagos que los conecta -como se conoce al tramo de alrededor de 110 km de la Ruta Nacional 40 entre San Martín de los Andes y Villa La Angostura- ofrecen paisajes imperdibles que se transforman con los colores otoñales: a las postales más pintorescas de la zona se añaden distintas tonalidades de amarillo, naranja, rojo, morado y marrón.

En esta época las temperaturas comienzan a descender paulatinamente pero todavía no alcanzan fríos extremos, ni se registran caídas de nieve que impidan circular libre y tranquilamente por sus principales atractivos, por lo que aún es posible disfrutar de actividades al aire libre y con menos multitudes.

Algunas experiencias destacadas para estas fechas pueden ser los trekking y senderos con vistas panorámicas del Circuito Chico, Cerro Campanario y el Cerro Catedral, como así también un recorrido por la inmensidad del Lago Nahuel Huapi y la gran variedad de planes del Cerro Otto. También es una temporada excelente para disfrutar de la gastronomía regional: el cordero patagónico a las brasas, los ahumados, la cerveza artesanal y los chocolates artesanales maridan muy bien con un clima templado.

El Calafate y El Chaltén

Se encuentran en la provincia de Santa Cruz, un poco más al sur que la pareja de destinos antes mencionada por lo que esta zona de la Patagonia registra un otoño algo más intenso que esos y el resto de los destinos turísticos más famosos del país: de igual manera, sigue siendo un momento excelente para disfrutar del turismo porque también registra la temporada baja en estas fechas y eso hace que, con una menor cantidad de turistas, se permita una experiencia más íntima con la naturaleza.

El Calafate en otoño
El Calafate en otoño

Y vaya que aquí la intimidad con la naturaleza sí que es determinante: si bien el Parque Nacional Los Glaciares es inmenso y el Glaciar Perito Moreno es imponente en su extensión geográfica, la posibilidad de admirar el lugar en la más completa tranquilidad es una de esas cosas por las que más de uno coincidiría en que vale la pena estar vivo.

El Chaltén en otoño
El Chaltén en otoño | Foto: @manijadeviaje

El trekking es una de las experiencias imperdibles para hacer en esta zona y el otoño se presenta como un periodo inmejorable ya que las temperaturas son más suaves y los paisajes patagónicos se ven de colores espectaculares. Algunas experiencias imperdibles son el minitrekking sobre hielo en el Glaciar Perito Moreno, o los circuitos en El Chaltén que dirigen al Mirador Laguna Torre, Laguna Capri y/o Laguna de Los Tres.

Salta y Jujuy

El otoño es una época perfecta para explorar la Quebrada de Humahuaca y los Valles Calchaquíes: entre los meses de marzo a mayo, esta zona registra temperaturas agradables que oscilan entre los 15° y 25°, y un clima con días mayormente secos y soleados, incluyendo una luz solar hasta las siete de la tarde aproximadamente.

Por su disposición geográfica, Salta y Jujuy son dos provincias vecinas ideales para ser visitadas en pareja y no estamos hablando específicamente en términos románticos. Con sus destinos más destacados, cada una ofrece a los viajeros un abanico de experiencias que incluyen montañas imponentes, tradiciones milenarias y sabores inolvidables. Ambas son portales a la historia, la cultura y la naturaleza del Norte argentino por lo que combinadas pueden formar una escapada realmente extraordinaria.

Salta en otoño
Salta en otoño

Al igual que en los destinos anteriores, la temporada baja aquí ofrece una ventaja de precios más accesibles tanto en alojamiento como en excursiones y gastronomía, al mismo tiempo que una menor cantidad de turistas permite disfrutar de los pueblos y atracciones con mayor tranquilidad.

Jujuy en otoño
Jujuy en otoño

Algunas experiencias destacadas para estas fechas pueden ser:

  • En Salta, el Tren a las Nubes, uno de los viajes más pintorescos del territorio argentino con un recorrido ferroviario único a más de 4,200 metros sobre el nivel del mar y cruzando viaductos y cañones; y diferentes circuitos de trekking y senderismo como la Cuesta del Obispo o el Parque Nacional Los Cardones.
  • En Jujuy, la parada obligada es, sin dudas, la Quebrada de Humahuaca: valle montañoso declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por tratarse de un hito geográfico que sigue la línea de una importante ruta cultural: el Camino Inca. También es imperdible el recorrido por Purmamarca y el Cerro de los Siete Colores, una obra maestra natural que cambia sus tonalidades de acuerdo con la luz del día.