Así es la técnica ancestral para crear glaciares artificiales
Desde la antigüedad las personas crearon glaciares artificiales como una solución innovadora para hacer frente a la escasez de agua, cultivar alimentos y proteger a las civilizaciones.
En el siglo XIII, Genghis Khan, un guerrero mongol, se embarcó en una misión para apoderarse de Eurasia, conquistando rápidamente países y atrayéndolos a su imperio. Pero la leyenda dice que hubo un obstáculo que ni siquiera él pudo superar: una imponente pared de hielo, cultivada por lugareños a través de un paso de montaña. Este glaciar no solo evitó que la zona fuera invadida, sino que proveía riego y agua dulce para los habitantes.
Los glaciares artificiales no eran una novedad en la región de los Himalayas. Allí había varios métodos para construir grandes estructuras de hielo, que podían ser horizontales o verticales. A diferencia de los glaciares naturales, que necesitan mucho tiempo para formarse, los artificiales estaban listos en menos de un año para resolver el problema de la falta de agua de los meses más cálidos y secos.
Para crear estas estructuras horizontales de hielo, se utilizaba el agua derretida de los glaciares naturales que estaban más arriba en la montaña. Era redirigida utilizando canales y tuberías hasta una cuenca no muy profunda revestida en piedras. Con válvulas de cierre, controlaban el agua que ingresaba. Y de esta manera iban derramando pequeñas capas de agua que se congelaban con las bajas temperaturas.
Los glaciares verticales se alzaban como enormes estupas de hielo sobre la superficie. Al igual que los horizontales, se utilizan tuberías que recolectaban el agua de los glaciares a mayor altura. Estas estupas se creaban a alturas más bajas porque usaban la diferencia de presión para que el líquido sea impulsado con caños colocados verticalmente. Donde caía el agua se colocaba una estructura cónica o circular construida de madera y acero, que era la base para que la primera capa de agua se congelara. Cada noche el aspersor se encendía y se agregaba una nueva capa de hielo, aumentando el volumen del glaciar.
Luego solo quedaba esperar que llegue la estación seca o las temperaturas más altas, para que todo ese hielo comience a derretirse y pueda ser usado para regar los cultivos y beber el agua provista por la naturaleza.
Una solución al cambio climático
Estas técnicas milenarias se siguen usando en la actualidad, y la práctica se reforzó en los últimos años debido a la desertificación que están sufriendo algunas regiones de montaña debido al cambio climático.
Por ejemplo, estas estupas de hielo proporcionan un salvavidas a los agricultores durante la temporada de primavera en Ladakh, una región desértica de alta montaña en el borde del Himalaya. La región, que tiene una población de casi 300.000 personas, recibe en promedio solo unos 100 mm de precipitación cada año. Además, debido al cambio climático, los glaciares naturales están desapareciendo y la ventana de los meses lluviosos, que ya es bastante corta, está disminuyendo rápidamente.
En Sudamérica también se usa esta técnica. En Chile está el Proyecto Nilus, en el que grupo de glaciólogos, geólogos, ingenieros hidráulicos e informáticos adaptaron el método usado en India para usarlo en la cordillera de Los Andes.