Aumenta el riesgo de morir por la reentrada de un cohete espacial
Un nuevo estudio calculó el riesgo potencial para la vida humana durante los próximos 10 años. Además, el hemisferio sur asume un riesgo mucho mayor, a pesar de que las principales naciones que realizan actividades espaciales están ubicadas en el hemisferio norte.
El reingreso a tierra de cohetes inoperativos que quedan en órbita tiene entre un 6 y un 10 por ciento de posibilidades de herir gravemente o matar a un ser humano en la próxima década.
Esta es principal conclusión a la que arriba un nuevo estudio de la Universidad de Columbia Británica (UBC), cuyos autores reclaman a los gobiernos tomar medidas colectivas y exigir que las etapas de los cohetes se guíen de manera segura de regreso a la Tierra después de su uso, lo que podría aumentar el costo de un lanzamiento, pero potencialmente salvar vidas.
En el artículo, publicado en Nature Astronomy, los investigadores analizaron más de 30 años de datos de un catálogo satelital público y calcularon el riesgo potencial para la vida humana durante los próximos 10 años, dada la tasa correspondiente de reingresos incontrolados de cuerpos de cohetes, sus órbitas y datos de población humana.
El hemisferio sur asume un riesgo mucho mayor
Usando dos métodos diferentes, descubrieron que las prácticas actuales tienen entre un 6 y un 10 por ciento de posibilidades de una o más víctimas durante la próxima década si cada reingreso esparce, en promedio, escombros peligrosos en un área de 10 metros cuadrados. Si bien los cálculos consideran la probabilidad de una o más víctimas para las personas en tierra, el estudio no tiene en cuenta los peores escenarios, como una pieza de escombros que golpea un avión en vuelo.
Además, descubrieron que el hemisferio sur asume un riesgo mucho mayor, a pesar de que las principales naciones que realizan actividades espaciales están ubicadas en el hemisferio norte.
La chatarra espacial tiene aproximadamente tres veces más probabilidades de aterrizar en las latitudes de Yakarta, Dhaka y Lagos, que en las de Nueva York, Pekín o Moscú. Esto se debe a la distribución de órbitas utilizadas al lanzar satélites.
Antecedente sobre una aldea en Costa de Marfil
Cuando se lanzan al espacio objetos como satélites, se utilizan cohetes, partes de los cuales a menudo se dejan en órbita. Si estas etapas sobrantes del cohete tienen una órbita lo suficientemente baja, pueden volver a entrar en la atmósfera de forma descontrolada. La mayor parte del material se quemará en la atmósfera, pero las piezas potencialmente letales aún pueden caer al suelo.
Si bien el riesgo para cualquier individuo es muy bajo, los autores señalan que los desechos peligrosos del espacio que golpean la superficie de la Tierra están lejos de ser desconocidos. Basta recordar el caso de un tubo de 12 metros de largo de un cohete Larga Marcha 5B que golpeó una aldea en Costa de Marfil en 2020, causando daños a los edificios.
Los autores concluyen que “los estados del hemisferio sur tienen un desafío moral: sus ciudadanos están soportando la mayoría de los riesgos, e innecesariamente, ya que las tecnologías y los diseños de misión necesarios para prevenir bajas ya existen”. Afirman que lo que falta es la voluntad colectiva de emplear estos avances por los costos asociados. Llegan a la conclusión de que sin acuerdos multilaterales para el reingreso de cohetes controlados por mandato, las naciones que viajan al espacio continuarán exportando estos riesgos innecesariamente.