Basura espacial: el problema de los desechos que orbitan la Tierra
Fragmentos de antiguas misiones espaciales permanecen atrapados en órbita alrededor de la Tierra y, fuera de control, amenazan nuestro futuro en el espacio. Con el tiempo, el número, la masa y el área de estos desechos aumenta, lo que representa un riesgo para el funcionamiento de los satélites.
La Oficina de Residuos Espaciales de la ESA (Agencia Espacial Europea) monitorea continuamente la evolución de los desechos espaciales y publica un informe en torno a estos desechos espaciales cada año.
Desde el comienzo de la era espacial en 1957, se han lanzado al espacio toneladas de cohetes, naves espaciales e instrumentos. Inicialmente, no había una predicción de qué hacer con ellos al final de sus vidas, por lo que su número siguió creciendo y las explosiones y colisiones en el espacio generaron cientos de miles de desechos peligrosos.
Según Holger Krag, director del Programa de Seguridad Espacial de la ESA, "en vista del constante aumento del tránsito espacial, necesitamos desarrollar y ofrecer tecnologías que eliminen fallas en las medidas de prevención de residuos, que es precisamente lo que está haciendo la ESA a través del su Programa de Seguridad Espacial. Al mismo tiempo, los reguladores deben monitorear más de cerca el estado de los sistemas espaciales, así como el cumplimiento general de las medidas de mitigación de desechos bajo su jurisdicción".
Cada vez generamos más desechos
El número de residuos, su masa sumada y el área total que ocupan ha crecido de manera constante desde el comienzo de la era espacial. Esta tendencia se ha visto impulsada por la gran cantidad de naves y cohetes que se han desintegrado en órbita.
Durante las últimas dos décadas, ha habido un promedio de 12 fragmentaciones accidentales al año en el espacio, una tendencia que lamentablemente está aumentando. Estos eventos de fragmentación describen momentos en los que los desechos se generan por colisiones, explosiones, problemas eléctricos o simplemente por desprendimiento de objetos debido a las adversas condiciones del espacio.
El lado positivo de este problema
Aunque no todos los satélites actuales cumplen con las directrices internacionales, cada vez más actores intentan seguir las reglas. Por ejemplo, en lo que respecta a los cohetes, un número cada vez mayor de ellos se desecha de forma sustentable. Entre el 40 y el 80% de los que fueron lanzados a una órbita terrestre baja durante esta década intentaron cumplir con las medidas de reducción de residuos y, de estos, entre el 30 y el 70% lo consiguieron.
De todos los cohetes lanzados en la última década, entre el 60 y el 80% siguieron las medidas de reducción. Algunos cohetes se colocan en una órbita terrestre baja que les permite desintegrarse de forma natural en la atmósfera, pero un número significativo se dirige directamente de regreso a la atmósfera, donde se incineran o reingresan en alguna zona deshabitada.
Estas prácticas van en aumento, y desde 2017 alrededor del 30% de los cohetes realizan reingresos controlados. Esta es una buena noticia. Los cohetes se encuentran entre los objetos más grandes que enviamos al espacio y corren un riesgo significativo de terminar en colisiones catastróficas. Vale la pena celebrar cualquier paso que garantice que no permanezcan en órbita hasta 24 horas después del lanzamiento.