¡Caballería... al abordaje! Una hazaña inédita gracias al viento y la marea

Una combinación de factores meteorológicos y astronómicos hicieron posible un hecho inédito en la historia militar mundial.

Invasiones Inglesas
En las calles de Buenos Aires se combatía cuerpo a cuerpo. La meteorología será un elemento decisivo en la victoria de las fuerzas leales a la corona española.

La reconquista de Buenos Aires estaba dando sus frutos. Sin importar la edad, el sexo o si eran esclavos o libres, todos los habitantes de Buenos Aires luchaban bajo las órdenes de Don Santiago de Liniers para desalojar a los ingleses y devolverlos al río, el mismo río que los había traído.

A diferencia de los días anteriores, ese 12 de agosto de 1806 amaneció sin el rugiente viento y las persistentes lluvias de una sudestada que había complicado al recientemente proclamado Gobernador de la colonia británica de Buenos Aires, el Brigadier General William Car Beresford, en el traslado de sus piezas de artillería por los caminos cubiertos por barro y agua.

Es que las fuerzas de la resistencia, comandadas por Liniers, recibieron el apoyo de la población para arrastrar los pesados cañones en el fango, mientras que vecinos armados con fusiles oficiaban de francotiradores desde las azoteas, favorecidos por las estrechas calles que mejoraban sus posibilidades de acierto.

Güemes: de aristócrata a gaucho.

Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte, joven proveniente de una aristócrata familia de la ciudad de Salta, apenas pudo dormir un par de horas esa noche, pese al cansancio que acumulaba tras varios días de batallar contra los ingleses. Conocido simplemente como Gúemes, a sus 21 años, tenía una carrera promisoria dentro del Regimiento Fixo de Buenos Aires (“el Fijo”), en cuyo batallón salteño se había enrolado a sus 14 años. Por orden del Virrey Sobremonte, la 7ª Compañía, tuvo que movilizarse a Buenos Aires un año antes, y prepararse para la defensa de la ciudad ante los rumores de una invasión por parte de los ingleses. Y allí fue el joven Güemes.

Sudestada
La persistencia del viento del sudeste, a veces acompañada por persistentes lluvias, genera marejadas que inundan las zonas costeras.

Al despuntar el alba, y entre los sordos ruidos de los cañonazos de los barcos ingleses contra las tropas de la Reconquista que avanzaban hacia el Fuerte que refugiaba a los invasores, comenzaba a asomarse tímidamente el sol entre las nubes que el “pampero”, el típico viento del sudoeste proveniente de las pampas (de allí su nombre) hacía correr a gran velocidad.

“Alférez Güemes! Vaya al encuentro del comandante Pueyrredón y póngase a su mando”, le ordenó Santiago de Liniers, el jefe de la Reconquista. Güemes reunió un grupo de jinetes y se dirigió a la zona del actual Retiro, hoy terreno ganado al río y donde se encontraba Juan Martín de Pueyrredón.

Desde allí podían observar que, a un tiro de cañón de la costa del Río de la Plata, se encontraba el “Justine”, una goleta con más de 100 marineros al servicio de los ingleses. Sus veintiséis cañones, castigaban duramente a las tropas criollas que avanzaban para recuperar el Fuerte (donde hoy se encuentra la sede del gobierno nacional argentino) y la zona de Plaza de Mayo.

Sudestada y Viento Pampero

El Río de la Plata es considerado el Río más ancho del mundo y tiene un régimen de mareas similar al del Océano Atlántico. La “Sudestada” es un fenómeno característico de la región, resultante de la combinación de precipitaciones persistentes con vientos del sudeste que causan una marejada que afecta con inundaciones las zonas costeras de la provincia de Buenos Aires y de la República Oriental del Uruguay.

Como contrapartida, cuando soplan los vientos del sudoeste (el llamado viento “Pampero”), el río se aleja de la costa con bajantes pronunciadas.

Bajante del Río de la Plata
Típica bajante del Río de la Plata: se puede apreciar claramente que el río se retira algunos cientos de metros cuando se combina una bajamar con la presencia del viento Pampero.

En esta ocasión, la cercanía de la goleta a la costa sumada a la bajamar coincidente con la aparición del “Pampero”, causaron una rápida retirada del río que hizo que la embarcación encallara.

Tanto Pueyrredón como Güemes observan la situación y ven como la goleta queda inmóvil y comienza a ladearse, anulando así la posibilidad de usar sus poderosos cañones. Entonces Pueyrredón le ordena al futuro primer Gobernador de la Provincia de Salta, avanzar con la caballería por la playa y amedrentar al Justine.

Jinetes: ¡Al abordaje!

A puro galope, los cerca de cincuenta bravos jinetes bajaron la barranca, avanzando sobre las aguas y el barro del río color marrón, disparando sus fusiles y desenfundando sus sables. Desde el Justine, los casi cien fusileros devolvían el fuego que sin embargo no acobardó a los criollos quienes, haciendo lujo de una valentía pocas veces vista, emprenden una carga asombrosa, ocurrida tan sólo dos veces en la historia militar mundial: el abordaje a un buque de guerra por parte de la caballería.

"Toma del Justina"
"Toma del Justina". Óleo sobre tela de Juan Francisco Cancio Lazo. que representa artísticamente este hecho inédito en los anales de la historia militar mundial.

Los marineros del Justine no esperaban un ataque de esa manera. Los criollos, ahora a bordo de la goleta, se trenzan en una sangrienta batalla de más de dos horas, con duelos cuerpo a cuerpo que obligan a la rendición de los invasores. El pabellón invasor es arriado y reemplazado por el de la corona española, y Buenos Aires es reconquistada.

Ese día memorable, Martín Miguel de Güemes hace historia... con un poco de ayuda del viento Pampero y la bajamar.