Calentamiento global: el proyecto de Bill Gates para “tapar” el Sol
Financiado por el creador de Microsoft, el experimento SCoPEX es llevado adelante por científicos de la Universidad de Harvard y planea esparcir partículas reflectantes en la atmósfera superior para mitigar el calentamiento de la Tierra. Avances y controversias del proyecto.
El calentamiento global en el planeta no se detiene, y parece haber entrado en una curva ascendente muy peligrosa en los últimos años. Semanas atrás se confirmaba que el 2020 fue el año más caluroso desde que se tienen registros, empatando con 2016, y todo indica que el 2021 seguirá en la misma sintonía.
Enfocado en la necesidad de mitigar los efectos adversos del calentamiento global, Bill Gates está financiando un controvertido proyecto de geoingeniera solar llevado a cabo por científicos de la Universidad de Harvard denominado Experimento de Perturbación Controlada Estratosférica (SCoPEX).
El objetivo es enviar más de 800 aviones gigantes todos los días que liberarían millones de toneladas de carbonato de calcio (CaCO3, un componente inocuo de la piedra caliza) a una altura de unos 20 kilómetros sobre la superficie de la Tierra y luego esparcirían todo ello alrededor de la estratosfera (la capa de la atmósfera situada entre la troposfera y la mesosfera).
En teoría, este polvo crearía un escudo gigante cuyas partículas reflejarían la luz del Sol y devolverían el calor al espacio, atenuando toda la energía que atraviesa la atmósfera y protegiendo la Tierra de una subida creciente de temperaturas.
Los detalles del proyecto
Después de muchas disputas técnicas y regulatorias, los científicos han propuesto un vuelo de prueba en junio de 2021, aunque no pulverizarán CaCO3 a la atmósfera, sino que se tratará del lanzamiento de un globo de investigación diseñado para realizar pruebas de maniobra y exploración de comunicaciones y sistemas operativos: dejará caer pequeñas cantidades de polvo calcáreo y observará sus efectos. La prueba inicial tiene un costo de 3 millones de dólares.
“Planeamos utilizar un globo a gran altitud para elevar un paquete de instrumentos aproximadamente 20 km a la atmósfera. Una vez en su lugar, se liberará una cantidad muy pequeña de material para crear una masa de aire perturbado de aproximadamente un kilómetro de largo y cien metros de diámetro. Luego, usaremos el mismo globo para medir los cambios resultantes en la masa de aire perturbada, incluidos los cambios en la densidad del aerosol, la química atmosférica y la dispersión de la luz”, explican los científicos.
Las polémicas de SCoPEX
El proyecto no está exento de polémica porque nadie sabe qué pasará exactamente si se libera todo ese carbonato de calcio pues la reacción en la atmósfera puede ser distinta a los experimentos hechos en laboratorio. Es más, muchos científicos se muestran críticos ante esta idea ante la posibilidad de tener que hacer frente a riesgos impredecibles por realizar este cambio de manera artificial en nuestro planeta.
Los ambientalistas también temen que un cambio “dramático” en la estrategia de mitigación se convierta en una “luz verde” para que se sigan emitiendo gases de efecto invernadero sin ninguna variación en los patrones de consumo actuales.