Opinión: ¿cambio climático o mutación climática?
La emergencia climática requiere ser comunicada de manera efectiva. Por ello es importante elegir las palabras adecuadas para concientizar y motivar a la acción.
Durante mucho tiempo, el significado de Cambio Climático ha sido motivo de debate y hasta utilizado como un ariete por los negacionistas al afirmar que “cambio climático hubo siempre”.
En 1992, cuando se adoptó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), se lo definió como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana” mientras que en 2013, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) diferencia el Cambio Climático provocado por la actividad humana del generado por procesos naturales, aunque llama a los dos de la misma manera.
Y este es el punto: al hablar de "cambio climático” no expresamos en su real dimensión lo que significa este proceso. La palabra “cambio” no representa de manera cabal y sin ambigüedades las consecuencias que esas modificaciones en el clima pueden desencadenar.
Por lo general, "cambio" implica neutralidad (el cambio puede ser bueno o malo) o al menos representa la posibilidad de volver al estado anterior (como sucede con el cambio de estaciones). En la mayoría de los casos es utilizado en un sentido positivo: cuando alguien dice “necesito un cambio”, o “voy a cambiar de auto” inmediatamente suponemos que va a mejorar su posición futura respecto de la anterior.
Pero todos sabemos que el "cambio climático" no es beneficioso ni mucho menos neutral para el ambiente como tampoco lo es para la humanidad. Y la ciencia nos indica que este proceso se está acelerando y nos acerca a los puntos de inflexión donde, por más que nos esforcemos, esos cambios en el clima serán abruptos e irreversibles. Y si son irreversibles, ya no tendremos la posibilidad de cambiar, de volver al estado inicial o uno próximo a él.
El lenguaje importa
Las diferencias en el significado de “efecto invernadero”, “cambio climático” y “calentamiento global” suelen ser difíciles de entender por el común de la gente, que muchas veces las utiliza -mal- como sinónimos.
The Guardian es un diario británico que ha sido el primer medio en el planeta en modificar la forma en que se refiere al “cambio climático”. Para ello elaboró una guía de estilo donde describe de manera más precisa como referirse a esta crisis ambiental. Muchos comunicadores meteorológicos en todo el mundo evitan mencionar “cambio climático”, en beneficio de “crisis climática”.
Según la Real Academia Española de la lengua, crisis es un “Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados”. Si bien “crisis” está en un estadio más arriba que “cambio”, ambas refieren a episodios transitorios o de los cuales hay posibilidad de recuperación, con mayor o menor esfuerzo, para así regresar a la normalidad.
La ciencia nos dice que los cambios en el clima serán irreversibles, y por eso se habla de una “nueva normalidad”. Entonces, para asignarle una dimensión más real y menos insípida, al “cambio climático” deberíamos llamarlo “mutación climática”. Una mutación, además de una connotación más dramática y por lo general negativa, implica la imposibilidad de revertir el cambio. Es lo que se conoce como "transformación permanente".
Una palabra adecuada puede marcar la diferencia entre una frase ambigua y una poderosa, entre crear conciencia y pasar desapercibido; motiva a ser actor en lugar de espectador.
Y si no actuamos ya, esos cambios en el clima futuro serán tan evidentes y permanentes como Blinky, el pez mutante de Los Simpson generado por los desechos tóxicos que la empresa del Sr. Burns arroja en las aguas de Springfield, pero mucho menos divertidos.