Catástrofe humano-ambiental en Brasil
Crece el número de muertos, los daños ambientales y materiales en Minas Gerais, a causa de la trágica rotura de una represa de contención de barros y residuos de la industria minera.
Este viernes en el comienzo de la tarde cuando la mayor parte de los empleados y funcionarios de la mina a cielo abierto se disponían a tener su momento de descanso, dirigiéndose hacia el salón para tomar su almuerzo fueron sorprendidos por un alud de brutal fuerza que les arrebató la vida.
Según información preliminar y por motivos desconocidos al momento, cedieron un total de cuatro diques de la represa perteneciente a la Mina Córrego Do Feijão de la empresa Vale S.A. Millones de metros cúbicos de agua, barro y probablemente desechos minerales propios de esta actividad, se volcaron a altas velocidades en los alrededores del yacimiento arrasando con todo a su paso. Según información extraoficial, las sirenas para alertar en caso de desastre no sonaron.
La vegetación, las construcciones, las maquinarias y los empleados de la mina quedaron en su mayoría sepultados tras el alud de lodo. La corriente de barro siguió su curso por el declive natural del suelo descendiendo por el Río Paraopeba (que abastece a más de 6 millones de personas y es afluente del Río San Francisco), desbordó y destruyó el municipio de Brumadinho que se encuentra a menos de 10 km del lugar donde se inició la catástrofe, al mismo tiempo que el barro con escombros arrastrados bloquearon las carreteras dejando familias aisladas.
Se montó un gabinete de crisis y el despliegue de un enorme operativo de rescate con el sobrevuelo de helicópteros y un centenar de bomberos y militares trabajando arduamente. Se lograron rescatar a muy pocos con vida, el escenario es realmente muy desfavorable. Según la última actualización oficial en la madrugada de sábado, que brindó el Cuerpo de Bomberos del estado de Minas Gerais, se suman a la fecha varios pueblos evacuados, aproximadamente 300 personas desaparecidas y 9 muertos encontrados. Las autoridades afirman algo desgarrador: “las posibilidades de encontrar sobrevivientes ya son mínimas". El presidente Jair Bolzonaro estaría sobrevolando hoy la zona del desastre.
“Crónica de una tragedia anunciada”
Así lo llaman a este episodio varios brasileños. Es porque lamentablemente hace tan sólo 3 años y 3 meses atrás, Minas Gerais estaba en el centro de atención por atravesar la peor catástrofe ambiental de toda la historia de Brasil. En aquel momento la ruptura de un dique en Mariana, dejó 19 muertos y la desaparición de todo el pueblo. Aunque en aquel suceso la avalancha de barro fue de menores dimensiones logró desbordar otras dos represas con altísimo contenido de sustancias tóxicas, terminaron afectando los cursos de agua de manera severa, los especialistas aseguran que demorará un siglo en recuperarse del enorme daño causado en esa oportunidad. Casualmente detrás de este terrible episodio también se encontraba la empresa minera Vale la cual aún no ha pagado la multa, según confirman medios locales.
Relación político- ambiental
Desde hace varios años el fuerte movimiento ambientalista presente en Brasil y los dedicados trabajos científicos de investigación realizados en las universidades, demuestran y vienen advirtiendo sobre la muy seria falta de controles ambientales, la falta de inversiones, las regulaciones inadecuadas, etc. Es de público conocimiento que las principales empresas del ramo financian las campañas electorales de los candidatos a gobernador, diputados, etc. Consecuentemente, las “normas ambientales” están resultando “a medida” porque muchas veces están hechas para proteger los intereses y necesidades de las empresas que controlan estos emprendimientos económicos (mineras, hidroeléctricas, actividades en Amazonas, entre otras).
La extracción de materiales para la minería a cielo abierto, debe cumplir una gran cantidad de normas: seguridad social, fiscal, de salud, y un estudio de impacto ambiental que deberá ser presentado y evaluado ante diversas autoridades de ecología y medio ambiente, quiénes se encargarán de establecer las medidas de restauración, recuperación, sostenimiento y mantenimiento para amortiguar el impacto ambiental de la actividad extractiva.