Churros, medialunas y alfajores: el origen y la historia detrás de la gastronomía estrella de la Costa Atlántica
Son una parada obligada durante la estadía en la Costa Atlántica: si bien algunas de estas piezas de panadería han cobrado cierta fama en la ciudad de Mar del Plata, la atracción culinaria ha sabido expandirse por el resto de las localidades balnearias.
Además de platos tradicionales elaborados directamente con materia prima obtenida de la pesca del día o la temporada, la gastronomía en la Costa Atlántica está marcada por tres delicias refinadas en harina y un tanto rebosantes de azúcar: churros, medialunas y alfajores son una experiencia turística en sí misma para muchos de los veraneantes (o incluso también para quienes se dan cita en la zona durante el resto del año).
Churros de diferentes gustos: una oportunidad para innovar
Si no estuviste en una playa de la Costa Atlántica bronceándote bajo el sol mientras disputabas un partido de tejo o leías atentamente un libro y pasaba un buen señor a los gritos vendiendo churros, habría que ver si efectivamente alguna vez has estado en una playa de la Costa atlántica.
De hecho, una de las escenas más esperadas por muchos durante el año tiene que ver con disfrutar del verano argentino y la característica brisa de mar, mientras saborean de unos ricos churros y elevan la experiencia al máximo nivel sumando unos mates calentitos.
En la Costa Atlántica en particular hay dos marcas que suscitan toda la atracción por este plato de desayuno, merienda o snack de media tarde: por un lado, Manolo en Mar del Plata y por el otro El Topo, una mítica churrería de Villa Gesell. Ambos se destacan como las precursoras de esta iniciativa gastronómica.
Esta última ofrece unos 23 rellenos diferentes para comensales de todos los gustos y ya cuenta con 21 sucursales en todo el país. Según cuentan, en temporada alta, durante los meses de enero y febrero, en Villa Gesell se pueden llegar a vender 14.500 churros en tan solo un día. Por su parte, en cada local de la Ciudad de Buenos Aires se elaboran alrededor de 1.200 churros por hora.
Las medialunas más famosas durante el verano en Argentina
Esta reconocida propuesta no se encuentra inmersa en el partido de General Pueyrredón ni alrededores pero hace parte de la experiencia de quienes visitan las diferentes playas que conforman a la Costa atlántica.
Bautizada como “Parador Atalaya” y situada precisamente en el kilómetro 113,5 de la Ruta 2 -que lleva hacia las mejores playas-, esta firma se destaca como una de las mejores medialunas de manteca de Argentina, o al menos de las más convocantes durante el verano argentino.
¿Cómo lograron llegar a un éxito semejante? Unas cuantas décadas atrás, corriendo el año 1942, dos hermanos españoles impulsaron la creación de una parada rutera para aliviar un poco el camino a la Costa Atlántica.
Aquella iniciativa sería de gran valor emocional para los viajeros. Según han indicado, en épocas de temporada alta en la playa -es decir, durante los meses de enero y febrero- la famosa casa de medialunas puede llegar a vender hasta 2 millones de unidades por mes o picos de 9000 docenas por día.
Por el momento, la carrera de Atalaya solo va en ascenso, pues han logrado expandirse con sucursales en varias partes de la provincia de Buenos Aires. “La empresa, de un tiempo a esta parte, se ha fijado como meta ampliar sus fronteras y ofrecer a sus clientes una nueva experiencia, sin por ello perder de vista el valor de lo autóctono como símbolo de pertenencia”, han indicado desde su sitio web.
Alfajores amarillos, todo un símbolo de Mar del Plata
También se trata de un éxito gastronómico que vio la luz gracias a la visión de inmigrantes que se instalaron en el territorio argentino: en el año 1939 un italiano, un griego y un argentino unieron fuerza y conocimientos para fabricar y vender alfajores en Mar del Plata. Y no cualquier tipo de alfajores, unos reconocidos por el color amarillo de su packaging que bien han sabido asociarse de manera directa a la identidad local.
Aquellos muchachos se dispusieron a abrir una confitería con elaboración a la vista frente al Casino y con el paso de los años acabaron en verdad por consolidar un imperio, con nada más y nada menos que 468 sucursales en la región. Para el año 1948, Havanna abrió su fábrica y salón de ventas, con elaboración a la vista, y las ventas de ese primer día superaron ampliamente las expectativas.
En los siguientes 50 años, la famosa marca se extendería por toda la Costa Atlántica con unas 50 sucursales. Finalmente, de los últimos 30 años a hoy en día, la generación a cargo de la gestión de la empresa ha potenciado el concepto de “Cafetería Havanna” con miras a ser una empresa de alcance nacional y poder contar con un local de la firma en cada uno de los principales centros turísticos de Argentina.