Científicos de Argentina crearon la papa frita del futuro
A través de la revolucionaria técnica de edición genética CRISPR-Cas9, los investigadores del INTA crearon variedades de papa que no se oxidan, resisten golpes y conservan el sabor.
La papa se cultiva en el mundo desde hace 8.000 años y los primeros brotes surgieron en la frontera entre Bolivia y Perú, en la Cordillera de Los Andes. Es el tercer cultivo mas importante para consumo humano a nivel global, después del arroz y el trigo y se considera clave para la seguridad alimentaria de millones de personas por su alto valor nutritivo y versatilidad en las formas de consumo.
En nuestro país crecen naturalmente numerosas especies silvestres y nativas, pero además existe un trabajo que lleva más de 80 años que busca el mejoramiento genético para desarrollar cultivares que se adaptan según el clima y los suelos. Ahora, los científicos del INTA Balcarce crearon la primera papa genéticamente editada de América Latina; no se trata de un “transgénico”, ya que no contiene genes de otra especie.
Sergio Feingold, coordinador del Programa Nacional de Biotecnología del INTA y líder del grupo de investigación en agrobiotecnología, aseguró a Meteored que “ahora somos capaces de editar la papa". "Podemos editar un genoma, es decir, la secuencia genética como si fuera un archivo de texto de un Word y cambiar la expresión de algunos genes clave".
Este descubrimiento es fundamental para el sector agrícola, ya que lograron desactivar el gen responsable del pardeamiento enzimático, una característica que hace que las papas se oscurezcan una vez que se golpean durante la cosecha o el transporte. Cuando eso ocurre se produce un “moretón” que altera el sabor, la textura y el color del cultivo, afectando su calidad.
Según explicó Feingold, "al principio logramos una papa que resistía la oxidación, pero luego desarrollamos una versión que no se lastima cuando se golpea. Más allá del aspecto estético hay temas nutricionales involucrados porque lo que se oxida es justamente el compuesto antioxidante de la papa, y eso es clave para la industria porque cuando la papa llega golpeada se le paga menos al productor.
La papa frita que “no falla”
El equipo que lidera Feingold comenzó recientemente la etapa de ensayos a campo de otra variedad de papa que se puede almacenar a bajas temperaturas sin perder calidad. Quizá sea el mayor avance en cuanto a desarrollo genético ya que la temperatura es la principal causa por la cual las papas fritas, una vez que se las cocina se ponen negras, permanecen crudas por dentro o tienen un sabor desagradable.
El experto explicó que a baja temperatura la papa se brota, desarrolla enfermedades y no dura. En Balcarce, Jujuy y Tucumán se cosecha papa una vez al año, en Córdoba dos veces, por eso el precio del tubérculo fluctúa durante todo el el año; a partir de este desarrollo se podría contar con papa de calidad y a valores estables en cualquier momento.
Uso del agua para riego
El equipo de trabajo del INTA en Balcarce también avanzó en la investigación de un tercer desarrollo, que permitiría hacer un uso inteligente del agua. Reducir la necesidad del agua es imperioso desde el punto de vista económico pero también lo es desde lo ambiental, aún en un cultivo que se riega, como la papa.
Según Feingold, “todavía no tomamos conciencia de que el agua es un recurso muy escaso y la mayor parte del agua que se usa en el mundo se emplea para regar. Muchos de los que hablan del cambio climático creen que nos vamos a quedar sin agua y moriremos deshidratados pero eso no es así; si eso ocurre, primero nos vamos a morir de hambre”.