Científicos argentinos descubren el registro de presencia humana más antiguo de Sudamérica

Un descubrimiento en las barrancas del río Reconquista reveló que los humanos habitaron estas tierras y cazaron animales hace miles de años más de lo que se creía hasta ahora.

Los signos de desposte en el animal fueron la clave del hallazgo. Imagen: Damian Voglino, Museo de Ciencias Naturales A. Scasso (Colegio Don Bosco).

La especie humana habita nuestro continente e interactúa con la megafauna local desde hace más de 20 mil años, es decir, mucho antes de lo que la ciencia creía hasta ahora. Esto sugiere la investigación reciente que llevaron a cabo expertos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y del CONICET, y que se publicó esta semana en la revista científica PLOS ONE.

Los científicos llegaron a esta conclusión luego de analizar los restos fósiles de un ejemplar de gliptodonte que fue hallado en las barrancas del río Reconquista, entre las localidades de Merlo y Moreno. Su denominación científica es Neoesclerocalyptus sp., un mamífero acorazado, pariente lejano de mulitas y peludos, que se extinguió hace 10 mil años.

Los huesos del animal, que incluían la pelvis y varias vértebras, presentaban marcas de corte difícilmente atribuibles a otros animales, ya que seguían los patrones que utilizaban los humanos cazadores de la antigüedad.

"El patrón es de desposte, como los cortes que hace un carnicero, en lugares específicos como las inserciones musculares o los tendones. Ahí cortaron. Lo carnearon", explicó a Página 12 Martín de Los Reyes, de la División Paleontología Vertebrados del Museo de La Plata.

"El esqueleto estaba panza arriba y, si bien no sabemos el contexto, es decir si fue producto de la caza o del aprovechamiento oportunista, los patrones de las marcas sugieren un claro origen humano", agregó.

Los restos del animal fueron hallados en 2016 por el paleontólogo Guillermo Jofré. Luego de limpiar los huesos, Jofré sospechó que se trataba de un gliptodonte, y avisó al grupo de arqueólogos y paleontólogos del Museo de La Plata, que se encargaron de avanzar en el análisis del animal.

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El hallazgo sucedió en 2016 y la investigación se publicó esta semana en la revista Plos One.

"Lo primero que quisimos saber fue la antigüedad, porque cuando vimos la estratigrafía del lugar del hallazgo, es decir las capas de sedimento que se van acumulando, el fósil estaba muy abajo, lo que nos daba la pauta de que era algo muy viejo", explicó de los Reyes.

Los investigadores sometieron el fósil a múltiples exámenes, incluida la datación por radiocarbono, el escaneo 3D en alta resolución, el análisis químico de los sedimentos que se encontraron en el caparazón y el análisis de las incisiones presuntamente humanas. Así, pudieron ubicar la fecha aproximada en que el animal murió y fue utilizado como alimento: unos 20 mil años atrás.

“Las marcas muestran un patrón de distribución muy particular y característico de los cortes realizados por acción humana, los cuales se observan además en diferentes partes de la cola de este espécimen, lo que nos permitió establecer que fueron seres humanos los que lo utilizaron como parte de su dieta“, explicó el doctor Mariano Del Papa, del Museo de La Plata.

“Una vez realizadas las tareas de desposte por parte de los cazadores, los restos sufrieron un rápido proceso natural de enterramiento, permitiendo un excepcional estado de conservación, para el estudio de las marcas de corte”, amplió el especialista.

Huesos que cuentan una historia

El gliptodonte se encontraba en la capa o estrato más antiguo, es decir en la base de las barrancas ribereñas. Cotejando con estudios geológicos previos en la zona, enmarcaba el hallazgo en el último máximo glacial del Pleistoceno, unos 20.0000 años antes del presente”, explicó de Los Reyes.

Hasta ahora, en el paradigma científico, la presencia humana en el continente americano se ubica alrededor de unos 16 mil años atrás. Sin embargo, en el último tiempo comenzó a aparecer evidencia que apunta a que la antigüedad es aún mayor.

Este hallazgo aporta evidencia sólida de la presencia humana más antigua en Sudamérica, y confirma que estos seres humanos interactuaban con la megafauna, que decreció progresivamente hasta extinguirse totalmente diez milenios después.



Referencia de la noticia:

Del Papa M, De Los Reyes M, Poiré DG, Rascovan N, Jofré G, Delgado M (2024) Anthropic cut marks in extinct megafauna bones from the Pampean region (Argentina) at the last glacial maximum. PLoS ONE 19(7).