Una ciudad de la Argentina desarrolló un bosque urbano en una zona desértica y fue premiada por la FAO

Aunque muchas veces los ignoramos, los árboles nos aportan múltiples beneficios. Conoce los detalles de un proyecto exitoso en nuestro país que no sólo embellece una ciudad sino que además la hace más sostenible y sustentable.

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Mendoza desarrolló un bosque urbano que cuenta con más de 615.000 árboles irrigados por canales artificiales.

En un rincón árido de Argentina, la ciudad de Mendoza sorprendió al mundo al convertir su entorno desértico en un bosque urbano vibrante. Este logro no solo mejoró la calidad de vida de sus habitantes, sino que también le valió a la provincia un prestigioso reconocimiento internacional por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El galardón que entregó la FAO reconoce la innovación en ciudades verdes, de manera tal que premia el esfuerzo de la provincia cubana en la gestión forestal urbana. Durante nueve años, a través de Unicipio —un organismo de coordinación de políticas públicas—, la ciudad transformó su área metropolitana en un ejemplo de sostenibilidad y urbanismo verde.

Algunas características del proyecto provincial

El plan estratégico de arbolado público de Mendoza es un modelo de innovación, ya que en el Área Metropolitana de la ciudad se plantaron más de 615,000 árboles de 179 especies diferentes. Cada uno de estos árboles está georreferenciado, con coordenadas precisas y un número de identificación, lo que permite una gestión eficiente y un mantenimiento adecuado.

Aunque muchas veces los ignoramos, los árboles nos aportan múltiples beneficios. disminuyen el calor extremo, filtran la radiación solar, mejoran la calidad del aire, fijan el suelo y aportan el hábitat natural, entre otros beneficios.

El sistema de riego también es un componente fundamental del éxito de este proyecto. Con 5,400 kilómetros de acequias, Mendoza asegura que sus árboles reciban el agua necesaria, un desafío en una región donde la disponibilidad de agua es limitada.

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En paralelo, se buscó darle a este nuevo escenario mayor funcionalidad para la sociedad. Es por ellos que la ciudad desarrolló una extensa red de ciclovías, la más grande del interior del país, que no solo fomenta un estilo de vida saludable, sino que también contribuye a la reducción de la huella de carbono.

Recambio del arbolado adaptado a la crisis hídrica

El arbolado urbano esta presente en la ciudad desde 1907, cuando por recomendación del médico Emilio Coni, se inició la plantación planificada en las calles. En aquellos años se colocaron principalmente plátanos, álamos y moreras y aunque muchas de esas especies siguen en pie hoy, en los últimos años se impulsó un recambio por otras nativas con menor requerimiento hídrico y mayor adaptación al suelo, como la acacia visco, el fresno europeo, el aromo, el ciruelo, la tipa y la morera híbrida.

Objetivos a largo plazo pensando en el 2030

El reconocimiento de la FAO no solo destaca los logros actuales, sino también los ambiciosos objetivos que Mendoza se plantea para el futuro ya que la provincia aspira a alcanzar una proporción de un árbol por habitante en su Área Metropolitana para el año 2030. Esta meta refleja el compromiso de Mendoza con la sostenibilidad y la mejora continua de la calidad de vida de sus ciudadanos.

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Desarrollo urbano: en medio de un clima árido y desértico se construyó una gran metrópoli.

La FAO consideró aspectos como la participación de jóvenes, mujeres y grupos marginados en la implementación de este plan, lo que aseguró no solo su viabilidad, sino también su aceptación social. Además, la plataforma digital que acompaña a este proyecto facilita la participación ciudadana, permitiendo a los habitantes monitorear y contribuir al mantenimiento del bosque urbano.

¿Puede ser Mendoza una referencia mundial?

A principio de año la provincia recibió el Reconocimiento Tree Cities of the World, otorgado por Naciones Unidas y la Arbor Day Foundation. Este premio se entregó a 200 Ciudades de 22 países, pero en Latinoamérica fue la primera vez que se reconoció a una ciudad y le tocó a Mendoza.

El programa de arbolado público implicó 21.532 árboles plantados, 8.000 árboles erradicados, US$ 6.000.000 invertidos y más 2.000 horas de trabajo voluntario de la comunidad realizando tareas de replante y forestación.

Ahora, el nuevo galardón de la FAO coloca a Mendoza en el mapa mundial como un referente en innovación urbana y sostenibilidad. Su enfoque estratégico y su capacidad para transformar un desafío ambiental en una oportunidad de desarrollo no solo han mejorado la calidad de vida en la región, sino que también han inspirado a otras ciudades a seguir su ejemplo.

Esta experiencia demuestra que, incluso en los entornos más desafiantes, la voluntad política y la participación ciudadana pueden crear un impacto significativo y duradero. Este reconocimiento es un testimonio del potencial que tiene el urbanismo verde para transformar ciudades y vidas, haciendo que el mundo se acerque un paso más hacia un futuro sostenible.