¿Cómo afecta una ola de calor al cuerpo humano?
Veranos más largos, temperaturas cada vez más elevadas y olas de calor recurrentes son solo algunas de las consecuencias del cambio climático. ¿Estamos realmente preparados para soportar estas temperaturas cada vez más altas?
Apenas terminamos de salir de un extenso periodo de temperaturas extremas y ya vamos camino hacia otro. No hay dudas de que esta puede ser la normalidad en los próximos años. Con una nueva ola de calor a la vuelta de la esquina, y con hospitales saturados por la pandemia, es posible que los problemas de salud relacionados con las temperaturas no tarden en llegar.
La exposición prolongada al calor puede provocar mareo, dolor de cabeza, vómitos y sensación de cansancio y decaimiento. Estos síntomas son leves, y en general se puede tratar con descanso, un ambiente fresco e hidratación. Pero cuando llegamos al golpe de calor, la cosa se vuelve más seria y se requiere asistencia médica de inmediato.
Los seres humanos tenemos dos maneras naturales de afrontar el calor, que son respirando y sudando. Por eso la humedad es un factor importantísimo. Con temperaturas extremadamente altas y mucha humedad, una persona sudará pero el sudor no se secará en la piel, que es el mecanismo que elimina calor. Es por eso que lo que importa no es solo el calor, sino la combinación de calor y humedad, que es lo que conocemos como sensación térmica.
El otro factor importante en términos de temperatura que causa tanto la mortalidad como la morbilidad es si la temperatura desciende por la noche. Si permanece elevada aún en el periodo de descanso se produce un aumento en las muertes. El cuerpo se abruma porque no recibe el respiro que necesita para recuperarse del día. De ahí que las temperaturas mínimas también sean importantes para determinar una ola de calor.
¿Qué ocurre si nos exponemos prolongadamente al calor?
Cuando una persona está expuesta al calor durante mucho tiempo, lo primero que se apaga es la capacidad de sudar. Comienza transpirando intensamente, y cuando eso se detiene, el cuerpo se calienta mucho. Con el tiempo, eso afecta al cerebro, y es entonces cuando las personas comienzan a confundirse y pueden perder el conocimiento.
A medida que la temperatura corporal aumenta rápidamente, el sistema nervioso central y el sistema circulatorio también se ven afectados. Es decir que durante el periodo cálido, o incluso después, las personas pueden presentar problemas de salud que no están normalmente relacionados con el calor, como enfermedades renales.
Los habitantes de las ciudades que son ancianos, suelen están aislados y no tener acceso a aires acondicionados, siendo las principales víctimas de las temperaturas. Las personas obesas tienen un mayor riesgo, al igual que las personas que toman ciertos medicamentos. Y las personas que hacen ejercicio o trabajan en el calor, que no cumplen con esos criterios, también pueden estar en riesgo.
¿Cuál es la temperatura más alta que puede tolerar un ser humano sano?
Esto es algo que todavía no se sabe. Lo que sí está claro es que los habitantes de diferentes climas toleran niveles de calor distintos. Y mientras que las temperaturas globales aumentan y las olas de calor se vuelven cada vez más feroces, la sociedad se adaptó para lidiar con el calor mediante la tecnología y el desarrollo de acondicionadores de aire para reducir la temperatura del ambiente.
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Agotamiento y golpe de calor
El agotamiento por calor es un estadio previo al golpe de calor hay que reconocer para prevenir una situación más grave. Algunos indicios de este estado son:
- Sudoración excesiva
- En los bebés puede verse la piel muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y la zona del pañal (sudamina)
- Piel pálida y fresca
- Sensación de calor sofocante
- Sed intensa y sequedad en la boca
- Calambres musculares
- Agotamiento, cansancio o debilidad
- Dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos
- Dolores de cabeza
- Irritabilidad (llanto inconsolable en los más pequeños)
- Mareos o desmayo
El golpe de calor es una situación muy grave en la que el cuerpo no puede regular su temperatura interna y alcanzar valores superiores a los 39°C o 40°C (medida en la axila). Además, también se observa la piel roja caliente y seca debido a que se agota la transpiración, respiración y frecuencia cardiaca acelerada, dolor palpitante de cabeza, alteración del estado mental y del comportamiento como: vértigos, mareos desorientación, delirios, confusión o pérdida de conocimiento. Y en los casos más extremos, puede haber convulsiones.
Los científicos llaman a las olas de calor “asesinas silenciosas” debido a la cantidad de víctimas que provocan y la poca atención que reciben. Se estima que las temperaturas extremas que afectaron a Europa en el año 2003 causaron más de 70.000 fallecidos, y la de Rusia en 2015, más de 50.000.