Cómo conservar las frutillas para que duren más tiempo en casa sin estropearse
Conoce los mejores trucos caseros para conservar las frutillas frescas en la heladera o en el freezer por más tiempo.
Las frutillas son unas de las frutas más populares, deliciosas y con grandes propiedades nutricionales y la primavera es la estación ideal para disfrutas de éstas y otras frutas frescas. En esta época, el consumo crece exponencialmente y se convierten en las preferidas de los argentinos.
En muchas naciones hispanas se la conoce como fresa, pero en nuestro país las conocemos como frutillas. Hace muchos años, la mayor región productiva se encontraba en la localidad de Coronda, en Santa Fe, sin embargo hoy en día también se producen frutillas en las provincias de Tucumán, Buenos Aires, Jujuy y Corrientes, lo que permite posicionar a la Argentina como el tercer productor de Sudamérica.
A pesar de tener grandes beneficios tiene un gran inconveniente: es una fruta muy delicada y si no se la conserva adecuadamente se deteriora con gran rapidez. De todas maneras, es posible mantenerlas frescas y apetecibles si tenemos en cuenta algunos trucos caseros.
Los beneficios de las frutillas
Además de su característico sabor dulce y aroma fresco, las frutillas son una excelente fuente de nutrientes. Este fruto rojo es particularmente rico en vitamina C, superando en algunos casos incluso a los cítricos, lo cual fortalece el sistema inmune, ayuda a prevenir enfermedades respiratorias y favorece la absorción de hierro, esencial para el buen funcionamiento del organismo.
Para quienes buscan opciones saludables y equilibradas, las frutillas son una gran elección por su bajo índice glucémico, que las convierte en un alimento adecuado para las personas diabéticas. Además, su contenido de fibra mejora la digestión y su aporte de potasio es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso y muscular.
Trucos para conservar las frutillas frescas
Aunque todos intentamos hacer la mejor compra en la verdulería, hay una serie de pasos que debemos cumplir -a modo de protocolo- para que cuando llegue el momento de servirlas en el plato, nuestras frutillas se puedan lucir. No olvidemos que la comida entra por los ojos.
Selección y preparación inicial
Para que las frutillas duren más tiempo frescas, es fundamental escoger las que se encuentren en mejor estado. Buscar las frutillas de color rojo intenso y evitar las que tengan zonas verdes, moho o manchas, porque son las que suelen deteriorarse más rápido.
El primer paso sería lavar las frutillas sin quitarles el tallo para que mantengan su frescura y se protejan de bacterias. Luego lo ideal sería sumergirlas durante cinco minutos en un litro de agua con unas gotas de lavandina apta para frutas y después enjuagar con abundante agua.
Método para conservarlas hasta 7 días en la heladera
Para una duración máxima en la heladera, lo más importante -que pocos hacen- es evitar la acumulación de humedad. Lo mejor sería secar cada frutilla con una servilleta de papel para eliminarla y evitar la generación de moho u hongos.
Luego colocar las frutillas en un recipiente amplio, preferentemente de vidrio, y forrar el fondo con una servilleta de papel para absorber la humedad. Por último,cubrir el recipiente con papel film y hacerle pequeñas perforaciones para que circule el aire, luego guardarlo en la heladera.
Congelar frutillas para disfrutarlas todo el año
Si el objetivo es conservar las frutillas por varios meses, el freezer es la mejor opción. Primero se deberían lavar y secar bien las frutillas, quitando el tallo y las hojas luego colocarlas separadas en una bandeja y llevarlas al freezer hasta que estén completamente congeladas.
Una vez congeladas, traspasarlas a una bolsa de plástico especial para freezer y eliminar el aire antes de cerrarla herméticamente. Así será posible disponer de frutillas para licuados, postres y salsas durante todo el año.
¿Por qué es importante la correcta conservación?
Mantener las frutillas frescas no solo permite disfrutar de su sabor y textura, sino que también ayuda a preservar sus nutrientes. Consumirlas frescas o congeladas es una excelente forma de aprovechar su aporte en antioxidantes, vitaminas y minerales que ayudan a proteger el cuerpo de enfermedades, mejorar el sistema inmunológico y promover una piel saludable.