¿Cómo saber si una conserva está en mal estado? Las señales para distinguirlo
Nos solucionan una comida, una cena o un viaje. Las conservas son unos de las mejores creaciones de la historia, salvo si están en mal estado, y ahí estaríamos en problemas. Pero... ¿cómo podemos saberlo?
Las conservas nos han salvado cenas y comidas en cinco minutos y hasta ayudaron a Napoleón a conquistar el mundo. Nicolás Appert, el inventor de las conservas, consiguió 12000 francos en un concurso creado por Napoleón para quien consiguiera un método para conservar los alimentos por más tiempo. ¿Sería esto lo que ayudó a Napoleón a conquistar el mundo?
Es cierto que unos soldados bien alimentados marcan la diferencia. Las conservas son buenas, pero no hacen milagros, si no, estarías leyendo esto en francés. Pero sí, de allí hasta hoy: gracias Appert.
¿Cómo se fabrican las conservas?
Englobamos aquí latas y conservas porque, para esto, tienen procesos similares. Sufren tratamientos en los que se engloba el tiempo, presión y temperatura que garantizan la eliminación de microorganismos patógenos. Además, el envase garantizará que no entre aire, lo que evitará la proliferación de estos y otros microorganismos. Si lo hacemos en casa, debemos controlar muy bien los tiempos, la higiene o el envase y almacenamiento.
Si alguno de los factores se pierde, ponemos en riesgo nuestra salud debido a intoxicaciones de distinta consideración, como, por ejemplo, botulismo. Que es un peligro asociado a este tipo de productos. La bacteria Clostridium botulinum es un patógeno que se encuentra muy cómodo en este entorno, sus toxinas provocan botulismo que puede llegar a provocar la muerte si no se recurre rápidamente a su tratamiento.
¿Cómo detectar una conserva en mal estado?
El motivo más frecuente por el que se estropea una conserva es por la entrada de aire, esto puede ocurrir porque se han estropeado algunas de las capas que forman el envase, por ejemplo, con un golpe, por ello, pierden la capacidad de conservar el alimento y protegerlo. Pero si no se ha conseguido eliminar todos los microorganismos por un problema en los controles de la presión, tiempo y temperatura, también se estropeará.
A veces podemos detectarlo visualmente o por el olor, si el líquido está turbio o hay burbujas, desprende un olor desagradable o si vemos un cambio de color del producto. En ese caso, es mejor desechar la conserva. A veces el producto sale como una explosión o produce una especie de “silbido” al abrirlo. Nada, está estropeado.
Incluso antes de llegar a ese punto, podemos fijarnos en algunas cosas más, por ejemplo, en que la tapa o la lata está abombada, tiene algún golpe o el envase está oxidado (o la tapa en caso de ser de cristal) o al abrirlo la conserva no hace el clásico “plop”. En estos casos tendrán que ir directamente a la basura.
¿Qué hacemos cuando abrimos una lata en casa y sobra?
Esto también es algo que ocurre con frecuencia. No usamos todo el contenido de la lata y allí que va en ese envase a la heladera. No es una buena idea. En el momento en que la abrimos, el oxígeno ataca al producto y al interior del envase y ya no se pueden garantizar las mismas condiciones de inocuidad que teníamos cuando la lata estaba cerrada.
La mejor opción es guardar lo que haya sobrado en un tarro de cristal cerrado o en un tupper, depositar la lata en el contenedor de envases y consumir cuanto antes.
La seguridad alimentaria empieza en la industria, en el campo… pero termina en nuestra casa. Es responsabilidad de todos conocer los riesgos para poder evitarlos.