Con las últimas lluvias mejoró la condición de la soja y el maíz en la región núcleo: ¿recuperación real o un espejismo?
Las lluvias mejoraron la soja y el maíz en la región núcleo, pero la campaña aún enfrenta incertidumbre. ¿Se consolidará la recuperación o la ola de calor complicará el panorama?
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Hace apenas unas semanas, la campaña agrícola 2025 parecía al borde del colapso. La sequía extrema, combinada con temperaturas elevadas, había dejado en estado crítico a la soja y el maíz en la región núcleo, con pérdidas que en algunas zonas superaban el 50 %.
Los informes recientes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC) revelan un panorama con claroscuros. Mientras que la disponibilidad de agua mejoró y se detuvo la caída del rinde en algunas áreas, otros sectores siguen afectados por la falta de humedad y enfrentan un futuro incierto.
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Además, la volatilidad del mercado y los costos de producción añaden otra capa de incertidumbre a la ecuación. Por eso es importante preguntarse si efectivamente este es el inicio de una verdadera recuperación o si es solo un respiro temporal antes de un nuevo golpe climático.
Mejoran las proyecciones de cosecha de soja
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC), la superficie de soja en condición normal a excelente aumentó en 1,2 puntos porcentuales, alcanzando un 67 % del área implantada en condiciones adecuadas a óptimas. Este avance es significativo, aunque aún existen zonas con un estrés hídrico considerable, especialmente en el centro y sur de Buenos Aires.
En el caso de la soja de primera, el 20 % de los lotes ingresaron en la etapa de llenado de grano bajo mejores condiciones hídricas, lo que genera expectativas más optimistas en comparación con las semanas anteriores. Sin embargo, más del 50 % de la soja de primera en el centro y sur de Buenos Aires sigue atravesando su período crítico con déficit hídrico, lo que podría comprometer el rendimiento potencial.
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Para la soja de segunda, más del 30 % de la superficie ingresó en el período crítico con mejores reservas hídricas en comparación con el inicio del ciclo, lo que permitió frenar mayores mermas en los rendimientos potenciales, según la BdeC. No obstante, en el centro-norte de Santa Fe y en el sur de la región agrícola, es crucial recomponer los perfiles hídricos para evitar mayores pérdidas de rendimiento.
Avances en la cosecha y mejor estado en el maíz tardío
La cosecha de maíz comenzó en Santa Fe y Entre Ríos, con avances en Buenos Aires. Aquí, los rendimientos fueron muy dispares, dependiendo en gran medida de la fecha de siembra.
Los planteos tardíos fueron los principales beneficiados por las lluvias recientes, con un 70,5 % de los lotes en etapa crítica (VT-R1) en condiciones entre normal y excelente, según la BdeC. Esto permitió detener el deterioro registrado en enero y febrero.
Sin embargo, los cultivos sembrados en fechas intermedias sufrieron el impacto del déficit hídrico durante la floración, lo que afectará su potencial productivo. En estos casos, la etapa fenológica clave transcurrió bajo condiciones adversas, por lo que las lluvias recientes no generaron una mejora significativa.
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En el sur del área agrícola, la situación es aún más compleja. La falta de lluvias significativas mantiene a los cultivos bajo estrés hídrico y su evolución dependerá completamente de las precipitaciones en el corto plazo, según lo reportado por la Bolsa de Cereales porteña.
Nueva ola de calor: una amenaza latente para los cultivos
Desde este viernes se registra una ola de calor en la zona centro del país, con temperaturas mínimas superiores a los 23°C que se extenderá por varios días. Este fenómeno, que se caracteriza por las temperaturas mínimas superiores a los 20,5°C y máximas por encima de los 33,4°C, podría generar un impacto negativo en los cultivos.
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Si bien las lluvias recientes favorecieron a la soja y al maíz, un período de calor extremo podría acelerar la evaporación de la humedad en los suelos, generando un nuevo estrés hídrico en las áreas más vulnerables. Es importante tener esto presente porque los especialistas advierten que febrero cerrará con temperaturas elevadas y que el impacto final sobre los cultivos dependerá de la persistencia de esta ola de calor y de la capacidad del suelo para retener la humedad acumulada en las últimas lluvias.
Tramo final para una campaña incierta
Las precipitaciones cambiaron el rumbo de la campaña, pero aún queda mucho por definir. La clave estará en el comportamiento del clima en las próximas semanas: si continúan las lluvias, la recuperación podría consolidarse, pero si regresan las condiciones secas y calurosas, los rindes podrían volver a caer.
El 2025 se perfila como un año de alta volatilidad para la agricultura argentina. La soja y el maíz, dos cultivos clave para la economía del país, están en una encrucijada. ¿Logrará el clima sostener la recuperación, o estamos ante un simple espejismo? En las próximas semanas, se conocerá la respuesta definitiva.