Crecida de los ríos Pilcomayo y Bermejo: alerta por impacto en el norte argentino

Las intensas lluvias en la región andina aumentan el caudal de los ríos Pilcomayo y Bermejo, generando riesgos de inundaciones en comunidades del norte argentino.

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El río Pilcomayo, a su paso por el Área natural de manejo integrado Aguaragüe, en el Chaco boliviano. Gentileza imagen: wikipedia

El aumento de precipitaciones en la cuenca alta de los ríos Pilcomayo y Bermejo provocó una crecida significativa de sus caudales. Según informes de organismos meteorológicos y alertas emitidas por autoridades bolivianas y argentinas, este fenómeno podría generar desbordes e inundaciones en diversas localidades del norte argentino.

El Pilcomayo, que nace en Bolivia y atraviesa Argentina y Paraguay, registra un aumento preocupante en su caudal, lo que afecta a comunidades ribereñas en Salta y Formosa. Por otro lado, el Bermejo, que recorre Salta y Chaco, también muestra un crecimiento abrupto en su nivel de agua debido a las lluvias persistentes en la zona andina.

Impacto en territorio argentino

Las provincias del norte argentino son las más afectadas por la crecida de estos ríos. En Salta, las zonas más críticas incluyen Santa Victoria Este y otras localidades cercanas a la frontera con Bolivia.

En Formosa, las crecientes amenazan comunidades de la ribera que dependen del río Pilcomayo para actividades diarias como la pesca y la agricultura. En Chaco, el Bermejo ha alcanzado niveles preocupantes, generando alerta en los pobladores que habitan las zonas bajas.

Las lluvias intensas provocaron anegamientos y dificultades en el acceso a muchas de estas regiones, afectando los caminos rurales -fundamentales para la comunicación y el transporte de bienes- que se encuentran intransitables debido al desborde de los ríos. Esto agrava la situación de las comunidades, ya que limita el acceso a alimentos, asistencia sanitaria y otros recursos esenciales.

Problemas para los habitantes de las zonas ribereñas

El principal inconveniente que enfrentan las poblaciones ubicadas a la vera de los ríos es la pérdida de viviendas y cultivos debido a las inundaciones. Muchas familias construyen sus hogares cerca de los cauces y eso los deja expuestos a los desbordes, ya que con cada crecida el agua ingresa a las casas, destruyendo pertenencias y obligando a los habitantes a evacuar.

En Salta y Formosa, varias familias fueron desplazadas y alojadas en centros de evacuación temporales.

La falta de infraestructura adecuada para contener el avance del agua genera condiciones de vida precarias para quienes deben abandonar sus hogares. La situación también afecta a la economía local, ya que muchas personas dependen de la ganadería y la agricultura, actividades que sufren graves pérdidas por las inundaciones.

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El río Bermejo es uno de los ríos más importantes de la Cuenca del Plata, y uno de los accidentes geográficos más notables de la región del Gran Chaco. Gentileza imagen: wikipedia

Otro problema derivado de la crecida de los ríos Pilcomayo y Bermejo es la propagación de enfermedades hídricas: la contaminación del agua potable y la proliferación de mosquitos en zonas inundadas aumentan el riesgo de dengue, leptospirosis y otras infecciones. En estas circunstancias, los sistemas de salud locales deben redoblar esfuerzos para atender a la población afectada.

Situación en Bolivia y otras regiones

Las lluvias en la zona de Tarija y otras regiones andinas elevaron considerablemente el nivel de los ríos, lo que genera desbordes que luego afectan a Argentina. Desde el Observatorio Nacional de Hidrología boliviano, advierten que la situación podría agravarse si continúan las precipitaciones en las próximas semanas.

En Paraguay, el río Pilcomayo también mostró un crecimiento notable en su caudal. Las autoridades paraguayas están en alerta por posibles anegamientos en comunidades cercanas al Chaco, aunque el impacto principal se observa en Argentina.

Alerta permanente para las zonas afectadas

Las autoridades recomiendan a la población mantenerse informada y tomar precauciones, especialmente en las zonas de riesgo. La combinación de precipitaciones intensas y la falta de obras de infraestructura adecuadas agrava la situación, lo que resalta la necesidad de medidas preventivas a largo plazo para mitigar estos eventos climáticos extremos.