¿De dónde viene la contaminación del aire?
Nueve de cada diez de nosotros respiramos aire que contiene niveles de contaminantes que exceden los límites de la Organización Mundial de la Salud. La solución para evitar más muertes por contaminación del aire es reducir las emisiones en la fuente. Conocelas.
La contaminación del aire es un asesino invisible que afecta tanto al medio ambiente como a la salud de las personas de todos los orígenes. Sin embargo, algunos de nosotros estamos más expuestos a los contaminantes que otros, y podemos ser más susceptibles a los efectos adversos de la exposición. Los números de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son alarmantes: 9 de cada 10 de nosotros respiramos aire que contiene niveles de contaminantes que exceden los límites saludables.
Entonces, antes de que podamos intentar reducir el daño, debemos responder la pregunta: ¿de dónde provienen los contaminantes en nuestro aire? Cuando hablamos de contaminación del aire, nos referimos al aire que contiene gases, polvos, humos, productos químicos, partículas u olores en cantidades nocivas. Es decir, cantidades que son o podrían ser potencialmente dañinas para la salud y la comodidad de humanos y animales, o podrían causar daños a plantas y materiales.
Algunas de las fuentes de contaminantes incluyen las emisiones de los vehículos, las emisiones industriales, la combustión de combustibles sólidos (como la quema de madera), los vapores de pintura y los adhesivos utilizados en las obras de construcción. Pero también pueden ser de origen biológico, como el moho, polen, la piel de humanos o animales, o los excrementos de plagas. Estos contaminantes pueden tener un impacto serio en la calidad del aire interior.
Hay contaminantes atmosféricos específicos, conocidos como “contaminantes de criterio'', que se conocen, regulan y utilizan como marcadores de la calidad del aire. El monóxido de carbono , plomo , dióxido de nitrógeno , ozono , partículas y dióxido de azufre son algunos de ellos. Aunque no todos los países tienen estrictas normas de regulación, muchas ciudades presentan las estadísticas regularmente.
Los contaminantes más peligrosos que respiramos
Un contaminante muy peligroso que se encuentra en todas las ciudades son las partículas finas que tienen un diámetro de 2,5 micras o menos (PM2.5). Son invisibles a simple vista, aunque se notan como smog de partículas en áreas altamente contaminadas, y están presentes en interiores y exteriores. Provienen de la combustión de combustibles sucios para cocinar o calentar, de la quema de residuos urbanos y agrícolas, actividades industriales, transporte, polvo arrastrado por el viento y de la quema de biomasa (hollín negro).
Las partículas PM2.5 penetran profundamente en los pulmones y el torrente sanguíneo, lo que aumenta el riesgo de morir de enfermedades cardíacas y pulmonares, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Estas partículas pueden emitirse directamente o formarse en la atmósfera a partir de varios contaminantes emitidos diferentes, como el amoníaco y los compuestos orgánicos volátiles.
El ozono a nivel del suelo perdura de unos pocos días a unas pocas semanas. Se forma cuando los contaminantes de la industria, el tráfico, los residuos y la producción de energía interactúan en presencia de la luz solar. Contribuye al smog, empeora la bronquitis y el enfisema, desencadena el asma, daña el tejido pulmonar y reduce la productividad de los cultivos.
El dióxido de nitrógeno (NO2) se genera a partir de la combustión de motores de combustible y la industria. Puede dañar el corazón y los pulmones humanos y reduce la visibilidad atmosférica a altas concentraciones. Finalmente, es un precursor crítico de la formación de ozono a nivel del suelo.
El metano es un contaminante que proviene principalmente de la agricultura, las aguas residuales y los residuos sólidos, y la producción de petróleo y gas. Ayuda a crear ozono a nivel del suelo y, por lo tanto, contribuye a las enfermedades respiratorias crónicas y la muerte prematura.
Hay muchas maneras en que nosotros, la industria y los gobiernos podemos directa o indirectamente reducir la contaminación del aire, como minimizar el uso de vehículos motorizados y la quema de combustibles fósiles. Vale la pena actuar: ¿hay algo más vital para la vida que el aire limpio?