De misteriosas a asquerosas: las bolas encontradas en una playa no eran alquitrán, sino algo “mucho más humano”
A mediados de octubre, las playas de Sídney, ese paraíso de arena blanca y mar azul, cerraron sus puertas cuando misteriosas bolas negras aparecieron en la orilla, despertando todo tipo de teorías.
El 16 de octubre, unas misteriosas bolas negras aparecieron en Coogee Beach y, para el día siguiente, ya se podían encontrar en otras playas icónicas como Bondi y Maroubra. Con la playa clausurada y el equipo de limpieza en acción, las esferas oscuras pasaron a convertirse en un tema de estudio urgente. Las primeras pruebas realizadas por el Ayuntamiento de Randwick parecían confirmar que contenían materiales derivados de petróleo, lo que reforzaba la teoría del alquitrán.
Pero una serie de análisis exhaustivos revelaron un origen mucho menos poético (y definitivamente más oloroso). Lo que parecía un derrame de petróleo en las playas de Sídney resultó ser, para sorpresa de todos, algo mucho más "urbano".
Una investigación desagradable
El equipo de expertos de la UNSW, en colaboración con agencias de protección ambiental, usó todas las técnicas disponibles para examinar el contenido de las bolas. A través de espectroscopia de resonancia magnética nuclear y análisis de carbono-14, concluyeron que el panorama era muy diferente a lo esperado.
Resulta que estas bolas estaban hechas en su mayoría de grasa, aceites, y moléculas típicas de... ¡aguas residuales! Y para agregar un toque de sorpresa, también detectaron trazas de drogas recreativas, como metanfetamina, y contaminantes industriales, los infames PFAS, compuestos químicos sintéticos que se utilizan en muchos productos cotidianos, y trazas de medicamentos, como losartán, que se usa para tratar la hipertensión.
Pero lo que realmente terminó de descartar el alquitrán y confirmar lo sospechado fue la presencia de epicoprostanol, un marcador químico derivado del colesterol que se asocia a la materia fecal humana. Además, en las muestras aparecieron residuos de THC y otros compuestos, señal de que la contaminación provenía de las aguas residuales y el drenaje urbano.
De los "fatbergs" al grave problema de la contaminación urbana
El fenómeno de los fatbergs no es nuevo. En varias ciudades del mundo, como Londres y Nueva York, las redes de alcantarillado suelen sufrir bloqueos por la acumulación de grasas, aceites y otros residuos que se solidifican al mezclarse con productos de higiene personal. En este caso, el fatberg se descompuso y llegó al mar, probablemente impulsado por la tormenta que causó desbordes en las alcantarillas.
Pero más allá del misterio, este incidente es una señal de alerta sobre la contaminación en las costas urbanas. Según datos recientes, cerca del 28 % de las zonas de baño de Nueva Gales del Sur enfrenta problemas de calidad del agua tras lluvias fuertes. Las playas de Gymea Bay, Malabar y Frenchmans Bay, entre otras, han sido clasificadas con advertencias de mala calidad del agua, en gran medida debido a la presencia de residuos fecales humanos. Después de fuertes lluvias, los sistemas de drenaje se saturan y liberan agua no tratada al océano, un problema de salud pública que exige soluciones urgentes.
Aunque el misterio de las bolas negras parece resuelto, lo que queda es un recordatorio de que la contaminación urbana es una amenaza constante para los ecosistemas marinos. Estos “fatbergs” demuestran que no hace falta un derrame de petróleo para alarmarse; basta con una tormenta y una acumulación de desechos mal gestionados para poner en jaque la seguridad de nuestras playas.
Referencia de la noticia: