Desierto de Atacama: muerte por exceso de agua
En el centro hiperárido del desierto de Atacama, se han registrado las primeras lluvias desde que se tienen registros. Los científicos afirman que, debido al cambio climático se han logrado formar lagunas hipersalinas, causando la devastación de la vida microbiana.
El desierto de Atacama es el más árido y antiguo del planeta (de los no polares). Abarca desde el norte de Chile las regiones de Arica, Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y el norte de Coquimbo. Su área de 105 mil km2 limita al oeste con el océano Pacífico, y al este con la Cordillera de los Andes.
Entre los meses de enero y febrero se da allí el llamado “invierno altiplánico o andino”, que es la época de mayores lluvias en los Andes centrales. Aunque el término puede resultar confuso, dado que esos meses coinciden con la estación “verano” del hemisferio sur. En ese periodo del año la zona puede llegar a acumular hasta 4 mm, pero en el sector más árido de la región central no se han registrado precipitaciones que puedan ser contabilizadas (iguales o mayores a 1 mm) desde que se iniciaron los registros.
Según el estudio realizado por un equipo internacional, liderado por científicos españoles del Centro de Astrobiología (CBA), el Consejo Superior de Investigaciónes Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), los resultados revelan que todo comenzó a cambiar desde el 2015 y desde ese año han ocurrido algunos llamativos episodios de lluvias que desafían el clima desértico característico.
Las precipitaciones significativas del 25 de marzo y 9 de agosto de 2015, que regresaron el día 7 de junio de 2017 (según explica Alberto G. Fairén, coautor del estudio), "se han dado por primera vez desde que hay registros, y lograron formar lagunas efímeras" dando lugar al desarrollo de un ecosistema diferente. Estas son las primeras lluvias significativas de las que se tiene constancia en 500 años, con un orden de magnitud de hasta 40 mm, que lamentablemente han causado estragos en la vida microbiana.
El ecosistema se transforma
La investigación ha descubierto que “el aporte de agua no ha supuesto un florecimiento de la vida en Atacama, sino que por el contrario, las lluvias han causado una enorme devastación en las especies microbianas que habitaban estos lugares, antes de las precipitaciones", es lo que explica Armando Azúa-Bustos, investigador del CSIC. Fairén, investigador del CAB, argumenta que “debido al estrés osmótico la vida microbiana ha desaparecido en el lugar, con un rango de extinción del 85%”.
La situación de desequilibrio debido a los cambios en el aporte de agua lleva al estrés osmótico. Los microorganismos estaban perfectamente adaptados a vivir en condiciones de extrema sequedad y optimizados para sacar el máximo provecho de la escasísima humedad. Ante las nuevas condiciones de inesperada inundación, no han sido capaces de adaptarse y han muerto por exceso de agua, afirman los científicos.
Este descubrimiento ha sido realmente sorprendente, teniendo en cuenta las conclusiones de otros estudios muy recientes, pero en sectores de Atacama en donde suele llover (cada diez años en promedio, aproximadamente), allí los resultados hablan de un "florecimiento de la vida". Por ejemplo, a mediados de 2016 importantes lluvias se dieron en el sector de Yungay en este desierto, anegando incluso parte de la ruta que llega a la Minera Escondida. A raíz de este evento se formaron lagunas, donde comenzó a desarrollarse un ecosistema, dando origen a micro y macroorganismos, con capacidades de sobrevivir en una hábitat no aptos para seres humanos. Investigadores de la Universidad de Antofagasta han seguido de cerca este proceso.
Como en Marte
El estudio de CBA/CSIC/INTA representa un importante avance para entender la microbiología de entornos extremadamente áridos, y para comprender la ruta evolutiva de la hipotética microbiota temprana de Marte, o sea, podría explicar qué pasó con la vida en el planeta vecino e hiperárido.
Por la cantidad de evidencias hidrogeológicas que se conservan: huellas de ríos, lagos y hasta un océano en las llanuras del norte de Marte, se tiene conocimiento sobre las inundaciones catastróficas y la abundante cantidad de agua, que tuvo sobre su superficie hace 4.5 y 3.5 miles de millones de años atrás. De hecho, la NASA busca constantemente a través de sus misiones, obtener nuevas muestras y recorrer suelo marciano por ejemplo con la nave no tripulada en 2020, por ejemplo, dentro del cráter "Jezero" de 45 km de diámetro con gran diversidad geológica.
Luego de ese periodo con grandes lluvias, Marte perdió su atmósfera e hidrósfera, convirtiéndose en el seco planeta que conocemos hoy. Pero antes de que ocurriera (hace 3.5 a 3 miles de millones de años atrás), grandes volúmenes de agua formaron canales de desbordamiento. Si la vida microbiana aún permanecía viva resistiendo y adaptándose al proceso de secamiento extremo, se habrían visto sometidas al mismo proceso de estrés osmótico que han estudiado en Atacama. Este desierto es un laboratorio al aire libre y puede contribuir al estudio de la desaparición de la vida marciana, si alguna vez existió.