Determinan que sedimentos generados por sequías extremas facilitan las condiciones para posteriores inundaciones
Una sequía extrema seguida de lluvias torrenciales puede desencadenar inundaciones mortales en regiones áridas. Esto es lo que ocurrió en septiembre de 2023 en Libia costando la vida de más de 6800 personas y 45000 desplazados.
Al menos 6800 muertos fue el saldo de las inundaciones apocalípticas que ocurrieron en Derna, Libia, justo hace algo más de un año atrás en septiembre de 2024. En aquel momento desde Meterored hicimos el seguimiento de este evento que se salió de todas las estadísticas.
Tal como ahora indica Eos, la inundación más mortal de África en los últimos 100 años no ocurrió en las selvas ecuatoriales del continente, empapadas por la lluvia, ni a lo largo de los poderosos ríos Nilo, Congo y Níger. Ocurrió en Libia, a lo largo de su seca costa norte.
El responsable de esas inundaciones fue el ciclón mediterráneo Daniel que descendió desde Grecia para azotar la costa norte de Libia. Las lluvias extremas generaron las inundaciones repentinas en terrenos donde lo que es normal es la falta de lluvia. Además de las personas fallecidas, unas 45.000 resultaron desplazadas. También te contamos en ese momento que catástrofes como la de Libia son 50 veces más probables en un mundo cada vez más caliente.
Pero ahora, una reciente investigación muestra que la mayor erosión del suelo en Libia cargó las aguas de la inundación de la tormenta Daniel con grandes cantidades de sedimentos, lo que aumentó su poder destructivo. En pocas palabras, sequías severas suman sedimentos al suelo que luego al momento de lluvias excesivas no pueden manejar grandes caudales de agua, terminando en inundaciones relevantes.
Sequías más extremas facilitan posteriores inundaciones de magnitud
Mediante el análisis de imágenes de radar por satélite, los investigadores cartografiaron los daños causados por la tormenta y rastrearon los sedimentos arrastrados por la tormenta. Los datos muestran que el 66 % y el 48 % de las ciudades de Derna y Susah, respectivamente, sufrieron daños moderados o graves. Los resultados, publicados en Nature Communications, apuntan a una amenaza inminente en el Mediterráneo: inundaciones cada vez más catastróficas en regiones áridas impulsadas por ciclos cada vez más intensos de sequías y diluvios.
Cuanto más intensas son las sequías, más destructivas pueden ser posteriores inundaciones, en un patrón en el que los opuestos se contrastan cada vez más. “La inundación más mortal ocurrió en el país más seco de toda África, la única nación que no tiene ríos en absoluto”, dijo a Eos el coautor del estudio, el científico de teledetección Essam Heggy de la Universidad del Sur de California y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA.
Recordamos que la tormenta Daniel se formó sobre el mar Jónico de Grecia a principios de septiembre de 2023, impulsada por las altas temperaturas del mar que persistían después de un verano sofocante en el sur de Europa. Ahora se espera que tormentas tales como Daniel, a veces llamadas medicanes por su relación en el desarrollo con los huracanes, se vuelvan más intensas a medida que el Mediterráneo se calienta. La lluvia cayó torrencialmente sobre el sureste de Europa y Turquía, inundando ciudades y cobrándose decenas de vidas, antes de que la tormenta se desplazara hacia el sur, hacia Libia. Allí, se produjo un desastre después de que dos presas colapsaran río arriba de Derna. El agua se precipitó por Wadi Derna, un lecho de río seco, directamente a la ciudad.
Sequía e inundaciones mortales
Heggy y su colega, el estudiante de posgrado Jonathan Normand, tenían como objetivo tenían como objetivo entender cómo la erosión del suelo podría haber contribuido al daño causado por las catastróficas inundaciones de Daniel. Los investigadores compararon imágenes de radar tomadas por satélites antes y después de la inundación para evaluar la erosión del suelo y el daño a las estructuras que habrían sido invisibles para los satélites ópticos.
Estudiaron la cuenca hidrográfica más amplia en lugar de sólo las áreas urbanas en su desembocadura, lo que les permitió identificar dónde la tormenta erosionó los suelos y rastrear cómo las aguas de la inundación transportaron sedimentos. Hicieron un estudio mucho más amplio en superficie para entender cómo se generaron los sucesos. El análisis del radar reveló que la erosión por inundaciones se produjo en el 22 % a 26 % de los pastizales, el 11 % de los suelos desnudos y el 11 % de las áreas urbanas dentro del área estudiada de la cuenca hidrográfica de Wadi Derna.
El material se arrastró a los wadis, o lechos secos de los ríos, formando corrientes de agua cargadas de sedimentos. Cargados de tierra y material rocoso, estos arroyos provocaron más destrucción de la que habrían causado de otro modo, dijo Heggy. Los arroyos cargados de sedimentos contribuyeron al colapso de las presas aguas arriba de Derna, según los investigadores. Cuando finalmente llegan las lluvias después de un largo período de sequía, los suelos se desprenden más fácilmente de la superficie y son arrastrados por las aguas de la inundación. El efecto combinado de la sequía y el diluvio puede ser mortal.
Referencia de la noticia:
Normand, J.C.L., Heggy, E. Assessing flash flood erosion following storm Daniel in Libya. Nat Commun 15, 6493 (2024). https://doi.org/10.1038/s41467-024-49699-8