Día mundial de la bicicleta: su importancia frente al cambio climático
Su historia se remonta 200 años atrás y hoy vive una etapa de auge. Esta jornada sirve para concientizar sobre las soluciones que brinda este medio de transporte alternativo frente a diversas problemáticas mundiales, entre ellas el calentamiento global.
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 03 de junio como el Día Mundial de la Bicicleta con el objetivo de dedicarle un día a este medio de transporte e impulsarlo como una solución a retos mundiales que incluyen la contaminación, el cambio climático, la salud y la calidad de la educación.
La bicicleta es un medio de transporte ecológico, sostenible y económico que viene teniendo en los últimos años un importante auge alrededor de todo el mundo. La ONU reconoce la singularidad, la longevidad y la versatilidad de la bicicleta, que lleva en uso dos siglos, y que constituye un medio de transporte que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud.
Su historia se remonta a 1817, cuando el barón alemán Karl Christian Ludwig Drais von Sauerbronn inventó el primer vehículo de dos ruedas, al que llamó “máquina andante”, precursora de la bicicleta. Consistía en una especie de carro con dos ruedas, colocadas una detrás de otra, y un manillar. La persona se mantenía sentada sobre una pequeña montura, colocada en el centro de un pequeño marco de madera. Para moverse, empujaba alternativamente con el pie izquierdo y el derecho hacia adelante, en forma parecida al movimiento de un patinador.
Este primer diseño evolucionó rápidamente y para 1839 el escocés Kirkpatrick Macmillan construyó la primera bicicleta con pedales, invento que nunca patentó y que luego fue copiado en 1846 por por Gavin Dalzell de Lesmahagow, quien lo difundió tan ampliamente que fue considerado durante varias décadas como el inventor de la bicicleta.
Combatiendo el calentamiento del planeta
El uso de la bicicleta como transporte alternativo es una acción individual que en su conjunto puede aportar una disminución de la intensidad del forzante radiativo (cualquier cambio en la radiación entrante o saliente de un sistema climático) reduciendo los efectos potenciales del calentamiento global. Al elegir una bicicleta por sobre un automóvil a la hora de trasladarse, se mitiga la emisión de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono fundamentalmente) y se contribuye a la reducción en el consumo de petróleo.
Recientemente, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) realizó a través de un informe especial un “último llamado” advirtiendo que el tiempo para actuar se nos está acabando. Es necesario actuar rápidamente para limitar el calentamiento global a 1,5ºC en lugar de la meta inicial de 2ºC indicada en el Acuerdo de París, dando mayor margen a las personas y los ecosistemas para adaptarse. Para ello, es necesario que las emisiones netas globales de dióxido de carbono de origen humano se reduzcan en 2030 alrededor de un 45% respecto de los niveles de 2010, y continúen disminuyendo hasta alcanzar el "cero neto" en 2050.
El profesor Jim Skea, profesor de Energia Sostenible y miembro del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, hizo hincapié en que los responsables de las políticas deben comprender, y rápidamente, la “naturaleza sin precedentes de los cambios que se requieren si queremos limitar el calentamiento a 1.5°C”.
Esto significa “cambios importantes en los sistemas de energía que utilizamos, cambios en la forma en que utilizamos las tierras del planeta, la urbanización de las ciudades, y cambios en la forma en que nos movemos con el transporte. Los gobiernos tendrán que cambiar de táctica en la forma en que administran la energía, el uso de la tierra y la urbanización, pero los individuos también tienen que cambiar sus estilos de vida, caminar o andar en bicicleta en lugar de que conducir automotores y dejar de depender tanto de los combustibles fósiles”.