Dia mundial de las ballenas y los delfines: la importancia de estas bellas criaturas en la biodiversidad
En el siglo XX casi se extingue la ballena azul, el animal más grande que haya existido, debido a la caza indiscriminada. Hoy son varias las especies que pueden desaparecer, si no actuamos.
Desde 1986, cada 23 de julio se conmemora el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, una fecha para recordar su importancia para nuestros mares y señalar los peligros que enfrentan y que podrían llevarlos a la extinción.
En vista de la caza indiscriminada y tortuosa de esos bellos animales, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decidió proclamar ese día como el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas, hoy conocido como el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.
Pese a que hace casi 40 años que se instauró este día, aún hoy existen muchos países que persisten en la caza de estos mamíferos acuáticos, y pareciera que no tienen el menor interés en detenerse.
Las ballenas
Las ballenas navegan por todos los océanos del mundo. Las ballenas son los animales más grandes en nuestro planeta y su tamaño no deja de generar asombro, ya que la ballena azul puede llegar a medir más de 30 m y pesar hasta 200 toneladas. Pertenecen al grupo de cetáceos, mamíferos que, a diferencia de los peces, tienen sangre caliente y respiran aire a través de pulmones. Como son mamíferos marinos, dan a luz a crías vivas que se alimentan de leche materna.
Se conocen 57 especies de ballenas que habitan los mares del planeta, incluso aquellos tan fríos y hostiles como los del Ártico, hogar del narval (el unicornio marino) y la beluga (con su frente prominente característica). Gracias a una gruesa capa de grasa, pueden soportar las frías aguas de los océanos polares.
Los dos tipos principales de ballenas se pueden diferenciar porque unas son dentadas (como la orca y el cachalote) y las barbadas (como la ballena jorobada, la franca y la azul). Las barbadas tienen placas en forma de peines que están formadas por estructuras compuestas de pelos rígidos, conformando una especie de colador que filtra la comida del agua del mar. La gran mayoría de las grandes ballenas son barbadas y se alimentan especialmente de krill, crustáceos de pequeño tamaño similares a los camarones y que son un tesoro de proteínas.
Las ballenas tienen unos orificios en la parte superior de la cabeza llamados “aventadores” o “espiráculos”, los cuales actúan como nuestros orificios de la nariz. Con frecuencia, expulsan aire por ellos generando columnas de vapor de agua de hasta 9 metros de altura. Las ballenas barbadas tienen dos aventadores y las dentadas solo uno.
Los delfines
Al igual que las ballenas, los delfines también son mamíferos marinos perteneciente a los cetáceos, pero la denominación de ballena es utilizada para referirse a los de gran tamaño. Los delfines se caracterizan por tener dientes y por nadar más rápido que la mayoría de los mamíferos, gracias a su condición corporal, la forma de sus aletas y la textura de su piel.
Los delfines son carnívoros estrictos. Se los considera entre las especies más inteligentes que habitan el planeta, y se los reconoce por su comportamiento social. De hecho, se suelen encontrar relativamente cerca de las costas y con frecuencia interactúan con el ser humano.
Como otros cetáceos, los delfines utilizan los sonidos, la danza y el salto para comunicarse, orientarse y alcanzar sus presas. Como los cachalotes, los delfines tienen la capacidad de conocer su entorno por medio de la emisión de sonidos y la interpretación del eco que los objetos a su alrededor producen, capacidad conocida como ecolocación.
Las amenazas
La principal amenaza a las ballenas, es la caza indiscriminada. Durante el siglo XX, la ballena azul, el animal más grande que jamás haya existido, fue casi exterminada debido a la caza comercial de ballenas.
Dentro de la CBI existen igual número de países que están a favor y en contra de la caza de estas especies, razón por la cual nunca se ha llegado a un acuerdo formal sobre su prohibición. Además, los países que las cazan, aseguran que lo hacen con fines científicos y no comerciales. Islandia, Japón y Noruega, continúan con su caza comercial de ballenas, matando más de 1.000 ballenas al año con fines comerciales. Japón dejó la CBI en 2019, y caza ballenas de forma comercial en sus aguas territoriales, sin control.
El calentamiento global antropogénico es otra de las mayores amenazas. El calentamiento de los océanos y la pérdida de hielo marino en el Ártico y la Antártida pueden afectar los hábitats de las ballenas. También afecta la disponibilidad de sus alimentos, al modificarse su ubicación o cantidad por los cambios en la temperatura del agua del mar, los vientos y las corrientes oceánicas.
Por esta causa, muchas ballenas (como las jorobadas y las azules), tienen que migrar mucho más para llegar a las áreas de alimentación, dejándolas con menos tiempo para buscar comida. Y esto afecta las tasas de reproducción.
La contaminación de los océanos por el vertido de desechos tóxicos y plásticos, también representa una amenaza para ellos. El daño que los tóxicos les genera en el sistema inmunológico, los hace susceptibles de cualquier enfermedad, a biotoxinas o al ataque de virus o bacterias que en otras circunstancias no serían perjudiciales.
La pesca incidental es otra de las amenazas para los cetáceos. Hoy en día, se estima que cientos de miles de delfines, marsopas y ballenas mueren atrapados en redes de pesca cada año.
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