Dos paracaidistas argentinos logran un nuevo récord mundial saltando a 300 km/h desde la estratósfera en plena noche
Alejandro Montagna y Marcelo Vives se lanzaron en caída libre desde una altura de 13 mil metros, y rompieron el récord anterior de 2019. Soportaron una temperatura de -60 °C con sensación térmica cercana a -100 °C. ¿Cómo fue la hazaña?
Los paracaidistas argentinos Alejandro Montagna y Marcelo Vives batieron un récord mundial al realizar un salto en caída libre desde la estratósfera en plena noche. La proeza, lograda en las primeras horas del domingo 8 en Estados Unidos, estableció un nuevo estándar para el salto nocturno a gran altitud, superando la marca anterior vigente desde 2019.
Luego de trabajar meticulosamente en el objetivo durante un año, y con una gran inversión de por medio, lograron el récord al saltar desde una altitud de 13.000 metros.
“Al principio, durante el primer minuto, Marcelo y yo no sabíamos si estábamos sobre la zona de aterrizaje o no. La visual era muy confusa desde tanta altura. Igual ya no había nada que hacer. Pero Taylor (el tercer paracaidista) que conoce muy bien la zona, rápidamente identificó las luces de una prisión grande que está a unos 5 km, y al sur de eso vio las balizas de rescate marino que habíamos puesto sobre la pista”, agregó el paracaidista argentino.
Así lograron los argentinos el nuevo récord en paracaidismo
El récord mundial anterior lo ostentaba Andy Stumpf, quien el 26 de enero de 2019 se arrojó desde una altitud de 36.000 pies (aproximadamente 10.973 metros).
Esto dista mucho de los saltos tradicionales en paracaídas que se realizan durante 45 segundos desde 2000 a 3000 m de altura.
Ambos lograron este récord junto a otro experimentado paracaidista: el norteamericano Tylor Flurry. Apenas pasadas las 3.20 de la madrugada del domingo 8 (hora argentina) despegaron desde el aeródromo WTS, cercano a Memphis, Tennessee, cayendo allí desde la estratósfera. Ya pasadas las 4 de la mañana estaban en tierra firme celebrando el récord.
Para evitar los riesgos asociados a la falta de oxígeno, los participantes estuvieron conectados a sistemas de oxigenación puro durante todo el vuelo y en el descenso.
Necesitan respirar oxígeno puro y no mezclado con nitrógeno, como hacemos los que vivimos con los pies sobre la tierra. “Si subimos con nitrógeno en sangre alguno se muere seguro de una embolia”, señaló de forma contundente Montagna.
Con todas las precauciones, lograron hacer un salto perfecto. “Los tres sistemas de iluminación que llevábamos en el cuerpo: para caída libre, para velamen abierto y para aterrizaje funcionaron a la perfección. Lo mismo que los sistemas de oxígeno, tanto el central del avión como los individuales. No hubo fallas”, señaló Montagna.
Si bien para que sea oficial todavía hay que esperar, Montagna explicó que “el juez de la Federación internacional de aviación ya revisó los GPS sellados y nos homologó la altura de récord”, por lo que solo resta esperar la certificación final.