El agua dulce es cada vez menos accesible
Los humanos dependemos del agua dulce para vivir, pero cada vez es más difícil mantener las reservas que cubren al planeta. ¿Cuál es la situación actual y el escenario hacia el futuro?
El cambio climático y la mano del hombre parecen unirse para hacer que la disponibilidad de agua dulce sea cada vez más difícil. El crecimiento de la población, las pautas de consumo y producción son claves en este proceso.
Al analizar imágenes satelitales, Matt Rodell del Goddard Space Flight Center, dependiente de NASA, llegó a la conclusión que las zonas húmedas tienden a convertirse en más húmedas, mientras que las zonas secas profundizan su falta de agua.
En ambos casos los excesos o déficit incrementan los problemas para acceder al recurso, generalmente en zonas del planeta donde dominan condiciones de extrema pobreza. Los factores que intervienen son dos: el cambio climático y las formas con las que se usa el recurso.
Cómo se comporta el agua
Desde el año 2002 el proyecto GRACE tiene como objetivo el análisis del comportamiento del agua dulce sobre el planeta, utilizando la información generada por dos satélites gemelos de origen americano y alemán.
Los satélites analizan el campo gravitacional de la Tierra y asocian determinadas diferencias con las reservas de agua y su comportamiento. Los mares, ríos, glaciares y ríos subterráneos cambian más rápido que el interior de la Tierra debido a cambios estacionales, tormentas, sequías y el uso de esos recursos.
Esos cambios gravitatorios se pueden asociar a la presencia de agua, y mensualmente se generan mapas que permiten comprender su comportamiento.
Se reducen las reservas de agua
Después de analizar más de 15 años de imágenes satelitales se llegó a la conclusión que hay cada vez más lugares alrededor del mundo donde los reservorios de agua se reponen a menor velocidad comparada con la extracción que se hace. O sea: esas reservas de agua están mermando rápidamente.
Suelos secos pueden ayudar a profundizar la intensidad de las sequías ya que la humedad superficial disponible es cada vez menor. A esto se le suma que a nivel global la cobertura de hielo está en retroceso, cambiando las condiciones de interacción con la atmósfera y aumentando la cantidad de agua dulce que fluye hacia los océanos.
Los datos relevados son claros y científicamente contrastables. Algunos países han comenzado a tomar muy en serio este problema. El valor que le tenemos que dar al agua es de vital importancia, y más allá de las respuestas institucionales, como individuos podemos hacer nuestra parte para ayudar a mejorar el planeta en el que vivimos.