El agujero de ozono será el más chico desde mediados de los 80
Llegada la primavera se alcanzan los mínimos de concentración de ozono en las zonas antárticas. Este año todo apunta a un agujero de ozono particularmente menos intenso.
Cada año en el mes de agosto, a fines del invierno del hemisferio sur, comienza a formarse lo que conocemos como agujero de ozono. Desde principios de septiembre y en la primavera, el vórtice polar, un enorme remolino de aire frío en la estratósfera genera las condiciones necesarias para una importante destrucción de este gas. El ozono es una molécula conformada por tres átomos de oxígeno que nos protege de las radiaciones con altos niveles de energía que llegan a la Tierra desde fuera de la atmósfera.
Pero este año el vórtice polar se ha desplazado fuera del centro y se debilitó debido a un calentamiento repentino de la estratosfera. Según reporta Copernicus Monitoring Service (CAMS), con las temperaturas en la estratosfera superior aumentando considerablemente (hasta más de 40°C por encima de lo normal), el vórtice polar ha sido más inestable de lo habitual.
CAMS ha observado también que el agujero de este año está disminuyendo en tamaño y continuará haciéndolo rápidamente durante los próximos días para alcanzar un área sin precedentes para esta época del año. El pronóstico también indica que, después de este mínimo, el agujero aumentará lentamente de tamaño nuevamente. La expectativa actual es que el agujero de ozono de 2019 podría tener el área más pequeña de cualquier agujero de ozono antártico desde mediados de los años ochenta.
Un agujero excéntrico
Normalmente, cuando la luz del sol regresa a la región polar después del invierno antártico, los químicos formados en el vórtice durante la noche polar inician la destrucción rápida del ozono. Este año, el aire frío con bajos niveles de ozono se ha estado mezclando con aire más cálido y rico en ozono desde el exterior del vórtice. Esto probablemente desactive a una fracción de los químicos que agotan el ozono dentro del vórtice. Así resulta en un menor potencial de destrucción rápida del ozono cuando llega el Sol de primavera sobre la Antártida.
Antje Inness, científico senior de CAMS, explica: “Vemos mucha variabilidad en el agujero de ozono de año en año. Por ejemplo, en 2017 fue bastante pequeño; luego en 2018 fue más profundo y de mayor duración. Sin embargo, la actividad de este año es extremadamente inusual. La última vez que se vio algo tan anormal fue en 2002, cuando el agujero de ozono se rompió en dos partes muy distintas ".
En la década de los años 70 se descubrieron importantes reducciones en las concentraciones de ozono durante la primavera del hemisferio austral. Se atribuyó este fenómeno al aumento de la concentración de cloro y de bromo en la estratosfera asociado a las emisiones antropogénicas de compuestos químicos, entre los que destacan los compuestos clorofluorocarbonados (CFC) utilizados como fluido refrigerante.
En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal para prohibir el uso de los principales productos químicos que agotan el ozono producidos por el hombre. Como resultado de su aplicación, las concentraciones de estas sustancias han ido disminuyendo. Se espera que los niveles de ozono antártico vuelvan a los valores anteriores a 1980 para 2060.
Los logros de la cooperación internacional
La concentración de ozono en la atmósfera es vital para nuestra existencia. El Protocolo de Montreal demostró que cuando los países se ponen de acuerdo se pueden lograr resultados. Por ello, para no olvidar ese compromiso, el próximo 16 de septiembre será el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
Este año se celebran 32 años de su recuperación tras la firma del protocolo. Por ello se recuerdan más de tres décadas de cooperación internacional en la lucha por proteger la capa de ozono. Nos recuerda que debemos mantener el impulso para garantizar personas sanas y un planeta saludable. Un desafío que se renueva con urgencia ante el cambio climático.
La última evaluación científica sobre la reducción de la capa de ozono realizada en 2018 demostró que se han recuperado partes de la capa de ozono en un 1 a 3% por década desde 2000. Así, se espera que el ozono se recupere por completo en el hemisferio norte y las zonas de latitud media en la década de 2030, mientras que para el hemisferio sur la recuperación llegará en 2050 y en las regiones polares para 2060. Los esfuerzos de protección de la capa de ozono también han contribuido a la lucha contra el cambio climático al evitar en torno a 135 mil millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono entre 1990 a 2010.
En sintonía con lo indicado por CAMS, el segundo boletín del Servicio Meteorológico Nacional sobre la temporada del agujero de ozono 2019 concluye especialmente que se espera que no se desarrolle tanto como en años anteriores. En la estación de Ushuaia los primeros días de septiembre ha permanecido por debajo el umbral de los 220 Unidades Dobson, es decir por debajo de los niveles de agujero de ozono, pero la entrada de radiación UV se mantiene de baja a moderada en la ciudad.