El cambio climático afecta a la producción de vino
¿Sabías que el cambio en las temperaturas pueden ayudar a extender la superficie productora de uvas para vinos? En la nota te contamos cómo este proceso ya está en marcha
Para obtener un buen vino es necesario que las vides que producen las uvas con las que se elaboran se desarrollen en condiciones climáticas determinadas. Y cada variedad de vid tiene sus condiciones de producción.
Sabiendo eso, no es difícil comprender que las modificaciones en los patrones climáticos pueden afectar a la producción de vinos. Y es lo que está pasando. De acuerdo a una serie de investigaciones realizadas por científicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), el cambio climático viene modificando los patrones productivos de esta actividad.
Según indica NexCiencia, el portal de noticias de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de UBA, los cambios de temperaturas registrados en las últimas décadas van desplazando ciertas variedades hacia el sur (al norte de la Patagonia), o a sectores más altos en Salta.
¿Cómo afecta la temperatura?
Con el aumento de las temperaturas, zonas ubicadas más al sur son beneficiadas al poder producir variedades que necesitan de condiciones de temperatura que antes se registraban más al norte.
Con temperaturas más elevadas, ahora es posible que se cultive vid en la zona de los valles Calchaquíes. Los tipo de suelo y las condiciones climáticas de cada lugar define los sabores asociados al vino.
Si bien este tipo de cambios necesitan de más estudios, tanto científicos como económicos, que necesitan de cierto tiempo, en la práctica es un proceso que está en marcha. Esta cara del cambio climático termina beneficiando a algunas zonas de Argentina.
Se puede producir más vino en la Patagonia
Otras zonas favorecidas están en la Patagonia norte. Con la modificación de las temperaturas, algunos sectores del valle medio e inferior del río Negro podrán tener condiciones óptimas para ampliar la superficie plantada.
En la zona del valle inferior del río Negro, los otoños suaves aportan condiciones benignas para la vitivinicultura. A eso se suma la presencia de viento desde el océano Atlántico que agregan condiciones locales a la producción, según se desprende por lo indicado por NexCiencia.
Claramente las lluvias y las temperaturas moldean lo que producimos. Y cualquier modificación en su comportamiento hace posible nuevos procesos productivos. En un mundo que demanda más vinos, esta puede ser una buena noticia para la producción.