El Círculo Polar Ártico se incendia
Más de 100 incendios se registraron desde principios de junio dentro del círculo polar ártico. El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación aumentan el riesgo de incendios forestales y prolongan la temporada
Desde el comienzo de junio se registraron más de 100 incendios forestales en el círculo polar ártico debido a condiciones inusualmente cálidas y secas que afectan la región. El fuego se volvió casi incontrolable en Alaska y Siberia, donde algunos incendios fueron tan grandes que cubrieron superficies equivalente a 100.000 campos de fútbol.
La situación de Alaska es crítica, no sólo por los incendios, que ya suman un total de 400 desde que comenzó el año, sino por las temperaturas extremas que ascendieron hasta los 32°C a comienzos de julio. Además, junio registró temperaturas que fueron 10°C más elevadas que las normales para ese mes. Según los expertos, los incendios son habituales en el hemisferio norte entre mayo y octubre, pero la latitud y la intensidad, así como la cantidad de tiempo durante la que estuvieron ardiendo, fue especialmente atípica este año.
La ola de calor en Europa a fines de junio también provocó incendios forestales en varios países, entre ellos Alemania, Grecia y España. En Canadá, el humo de los incendios forestales está produciendo grandes cantidades de partículas que afectan la calidad del aire.
El círculo polar ártico está definido por los puntos del hemisferio norte donde hay por lo menos un día del año en el que el Sol está sobre el horizonte durante 24 horas seguidas. Si bien la mayor parte del círculo polar ártico está ocupada por el océano Glacial Ártico, existen zonas de tierra habitadas. Algunos lugares con una parte importante de su territorio dentro del círculo son: Noruega, Suecia, Finlandia, Rusia, Alaska, Canadá, Groenlandia e Islandia.
Más incendios, más gases de efecto invernadero
El ártico es particularmente sensible y frágil al cambio climático y experimenta un calentamiento más rápido que otras regiones. Las partículas de humo que se depositan sobre la nieve y el hielo absorben la luz solar que, en otras circunstancias, se reflejaría. Como resultado, se acelera el calentamiento en las regiones polares y se incrementa el deshielo del permafrost, lo que libera metano, otro gas de efecto invernadero.
Los incendios forestales también liberan contaminantes nocivos a la atmósfera, que incluyen partículas y gases tóxicos como el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos. Las partículas y los gases de la quema de biomasa pueden transportarse a grandes distancias y afectar la calidad del aire en regiones lejanas. Solamente en junio, los incendios emitieron 50 megatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que equivale a todas las emisiones de Suecia en un año.