El colosal tsunami que provocó el meteorito que extinguió a los dinosaurios
Un nuevo estudio científico presenta la primera simulación global del tsunami de impacto de Chicxulub. Conocé cómo fueron esas horas críticas para nuestro planeta.
Hace 65 millones de años se produjo el impacto de un meteorito en lo que hoy conocemos como Península de Yucatán (México), poniendo fin al reinado de los dinosaurios sobre la Tierra y provocando además la extinción de aproximadamente tres cuartas partes de todas las especies de plantas y animales.
Este impacto generó un tsunami colosal el cual fue modelado en un nuevo trabajo científico, cuyas conclusiones se dieron a conocer esta semana y permiten entender cómo acontecieron los hechos en esas horas críticas para el planeta.
Un asteroide a 43.500 km/h
Los investigadores descubrieron evidencia de este tsunami monumental después de analizar núcleos de más de 100 sitios en todo el mundo y crear modelos digitales de las olas monstruosas después del impacto del asteroide.
“Este tsunami fue lo suficientemente fuerte como para perturbar y erosionar los sedimentos en las cuencas oceánicas de la mitad del mundo”, explicó la autora principal del estudio, Molly Range, quien realizó la investigación para una tesis de maestría en el Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra de la Universidad de Michigan.
La investigación sobre el histórico tsunami se publicó en línea en la revista AGU Advances. Con base en hallazgos anteriores, el equipo científico liderado por Range modeló un asteroide que medía 14 kilómetros de ancho y se acercaba a 43.500 km/h, o 35 veces la velocidad del sonido cuando chocó contra la Tierra.
Así se desarrolló el colosal tsunami luego del impacto del meteorito
“La distribución de la erosión y los hiatos que observamos en los sedimentos marinos del Cretácico superior son consistentes con los resultados de nuestro modelo, lo que nos da más confianza en las predicciones del modelo”, afirmó Range.
Una vez que el asteroide golpeó la Tierra, creó un cráter de 100 km de ancho y levantó una densa nube de polvo y hollín a la atmósfera. Solo 2,5 minutos después del impacto, una cortina de material expulsado empujó una pared de agua hacia afuera, formando brevemente una ola de 4,5 km de altura que se estrelló cuando la eyección cayó en picado hacia la Tierra, según la simulación. A los 10 minutos, una ola de tsunami de 1,6 km de altura a unos 220 km del lugar del impacto barrió el golfo en todas direcciones.
Una hora después del impacto, el tsunami había dejado el Golfo de México y se precipitó hacia el Atlántico Norte. Cuatro horas después del impacto, el tsunami atravesó la Vía Marítima Centroamericana, un pasaje que separaba América del Norte de América del Sur en ese momento, y entró en el Pacífico. Un día completo después de la colisión del asteroide, las olas habían viajado a través de la mayor parte del Pacífico y el Atlántico, ingresando al Océano Índico por ambos lados y tocando la mayoría de las costas del mundo 48 horas después del impacto.
Fuertes corrientes submarinas que erosionaron el lecho marino
Las simulaciones del equipo muestran que el tsunami de impacto irradió principalmente hacia el este y el noreste hacia el Océano Atlántico Norte, y hacia el suroeste a través de la Vía Marítima Centroamericana (que solía separar América del Norte y América del Sur) hacia el Océano Pacífico Sur.
En esas cuencas y en algunas áreas adyacentes, las velocidades de las corrientes submarinas probablemente excedieron los 20 centímetros por segundo (0,72 km/h), una velocidad que es lo suficientemente fuerte como para erosionar los sedimentos de grano fino en el lecho marino.
En contraste, el Atlántico Sur, el Pacífico Norte, el Océano Índico y la región que hoy es el Mediterráneo estuvieron en gran parte protegidos de los efectos más fuertes del tsunami, según la simulación del equipo.
Olas de 100 metros en el Golfo de México
Si bien los modelos no evaluaron las inundaciones costeras, sí revelaron que las olas en mar abierto en el Golfo de México habrían superado los 100 m, y las olas habrían alcanzado alturas de más de 10 m cuando el tsunami se acercó a las regiones costeras del Atlántico Norte y partes de la costa del Pacífico de América del Sur.
A medida que el agua se hizo poco profunda cerca de la costa, la altura de las olas habría aumentado drásticamente. “Dependiendo de las geometrías de la costa y las olas que avanzan, la mayoría de las regiones costeras se inundarían y erosionarían hasta cierto punto”, escribieron los autores en el estudio. “Cualquier tsunami históricamente documentado palidece en comparación con tal impacto global”, agregaron.