El hielo marino antártico alcanzó otro mínimo histórico
La superficie de hielo marino antártico alcanzó un mínimo histórico este año. Aunque a largo plazo la serie parece ser bastante estable, en los últimos años parece que se ha consolidado una tendencia a la pérdida de hielo en la región.
En febrero de este año, la superficie del hielo marino alrededor de la Antártida alcanzó la extensión más baja jamás observada desde el inicio del registro por satélite en el año 1979. Pero, a pesar de varios años recientes de extensiones bajas, la tendencia a largo plazo del hielo marino en las aguas polares meridionales es esencialmente plana. O sea que si se toman series a largo plazo, el balance parece ser neutro. Tal como indica Earth Observatory, de NASA, son los descensos del hielo marino en el otro polo, en el Ártico, el que está empujando a la baja la tendencia mundial del hielo marino.
En la Antártida, la extensión más baja se alcanzó el 21 de febrero de 2023, con 1,79 millones de kilómetros cuadrados. Este valor representa 130.000 kilómetros cuadrados por debajo del récord anterior alcanzado el 25 de febrero de 2022, una diferencia que equivale a una superficie similar a la provincia de La Pampa. Es la segunda vez que los científicos observan que el hielo se reduce por debajo de los 2 millones de kilómetros cuadrados.
El mapa inicial que acompaña esta nota nos muestra la extensión del hielo el día de su mínimo histórico. Para determinar la extensión, los científicos proyectan las observaciones por satélite del hielo marino en una cuadrícula y luego suman la superficie total de cada celda que está cubierta de hielo al menos en un 15%. El contorno amarillo muestra la mediana de la extensión del hielo marino en febrero de 1981-2010. La mediana es el valor medio; es decir, la mitad de las extensiones fueron mayores que la línea amarilla y la otra mitad menores.
Mínimos en los últimos años
Al analizar la variabilidad interanual, las tendencias del hielo marino en la Antártida antes de 2016 se dirigían en general ligeramente al alza en todos los meses. Desde entonces, varios años han alcanzado nuevos mínimos históricos, entre ellos 2017, 2022 y ahora 2023. Walt Meier, científico de hielo marino en el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC) expresó que "hay cierta discusión sobre el hielo marino antártico que experimenta un cambio de régimen desde 2016 hacia una extensión generalmente más baja, y que tal vez esto podría ser una respuesta al calentamiento global; es decir, la señal de calentamiento está empezando a verse en el hielo marino antártico por encima de la variabilidad interanual".
De todas formas es difícil decir en este momento si se trata de un cambio real y una respuesta al calentamiento, o sólo una variación temporal de varios años. Con el correr de los años se podrán tener concretas a esta pregunta. A diferencia del Ártico, que es una cuenca oceánica rodeada de tierra, el Antártico es un gran continente rodeado por un océano.
Debido a esta geografía, el hielo marino tiene más espacio para expandirse en invierno. Pero ese hielo también se extiende hacia latitudes más cálidas, lo que provoca un mayor deshielo en verano. El hielo marino antártico alcanza su punto máximo en septiembre (el final del invierno en el hemisferio sur) y suele retroceder hasta un mínimo en febrero.
¿Pérdida permanente o variabilidad natural?
Dentro del hielo marino antártico, hay variaciones de un lugar a otro en función de la circulación y la orografía costera alrededor del continente. La extensión del hielo marino ha aumentado algo en el sector oriental del Mar de Ross, mientras que ha disminuido en los mares que rodean la Península Antártica. En resumen, el hielo marino antártico muestra una tendencia casi plana, aunque en los últimos años los mínimos parece haber ganado en esa tendencia.
Como sea, aun la serie de datos aparece con mucho ruido. Aunque muchos especialistas creen que esta tendencia reciente a consolidar los mínimos pueda estar relacionada con cambio climático, esa aseveración necesita de tiempo para ser afirmada o descartada. Los sensores de los satélites miden la energía de microondas radiada desde la superficie terrestre (el hielo marino y las aguas abiertas emiten microondas de forma diferente), lo que puede utilizarse para cartografiar las concentraciones de hielo marino.
En concreto, los datos muestran que los totales de hielo marino en el Ártico y en todo el mundo han disminuido constantemente durante las últimas 4 décadas. Las tendencias antárticas son más confusas, pero no compensan las grandes pérdidas en el Ártico. Es en el norte donde las anomalías de temperaturas positivas son más notorias, y sus efectos sobre el Ártico se hacen más evidentes en los datos.