La imagen de un drama: el impacto de la sequía es cada vez más preocupante
Una imagen que recorre el mundo. El predominio de los tonos marrones sobre la cuenca del Paraná ilustra el panorama crítico que atraviesa la región por tercer año consecutivo y que impacta en todos los sectores económicos.
La imagen del tweet inferior habla por sí misma. La difundió la Agencia Espacial Europea y es una comparativa del estado de la cuenca del Paraná entre enero de 2022 y enero de 2023. En la publicación, la agencia advierte que “la agricultura está muy afectada y la cosecha podría caer un 50% en Argentina”.
La bajante del río es evidente y es la expresión más dramática de la sequía que afecta por tercer año consecutivo a la región. “Si uno se fija, este es el trienio más grave de toda la historia registrada en materia de sequía”, afirma Juan Borús, hidrólogo del Instituto Nacional del Agua (INA).
Tres años consecutivos con La Niña y un déficit sostenido de precipitaciones (producto en gran parte de aquel fenómeno) están generando impactos en todos los sectores productivos y llevando al límite las capacidades de los sistemas de respuesta.
En este sentido, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires publicó el miércoles un informe sobre el impacto de la sequía sobre la campaña 2022/23, en base a las proyecciones de septiembre. De acuerdo a este análisis, el impacto del fenómeno será de entre el 1,1 al 1,8% del PBI, según se dé alguno de los dos escenarios posibles, uno moderado y otro pesimista, lo cual dependerá de la persistencia o no de las condiciones de sequía agroclimática.
“Estas proyecciones también representan un efecto negativo sobre las exportaciones las cuales se estiman con caídas del orden de 9.226 MUSD (-21% i.c.), y de hasta 14.115 (- 33% i.c.), en el escenario de mayor sequía”, indica el informe.
De acuerdo a los índices presentados por el Centro Regional del Clima para el Sur de América del Sur, más del 50% del territorio de Argentina presenta condiciones de sequía de diversa intensidad.
“El fondo del Paraná se encontró con una disminución de caudal que hacía 5 décadas que no se daba. Esto modifica el perfil fluvial, aparecen bancos de arena, y aparece vegetación sobre los bancos de arena”, explica Borús. “Las lluvias que tuvimos en diciembre sobre el sur del litoral produjeron una crecida de cierta vegetación. Pero se fueron las lluvias, volvió el calor y esa vegetación es hoy por hoy combustible para nuevos incendios. Con lo cual el beneficio que dieron las lluvias se transformó en un problema”, agrega el especialista.
"La salida no será rápida"
Los pronósticos anticipan que para el otoño 2023 el fenómeno ENSO entrará en fase neutral y así llegaría el final de La Niña y la normalización de las precipitaciones. De hecho, el pronóstico climático trimestral del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé lluvias normales o superiores a las normales en la zona central del país para enero, febrero y marzo.
Sin embargo, esto no traerá soluciones inmediatas. Karina Flores, climatóloga del SMN advierte: “De la misma manera que la sequía se instala paulatinamente, también la salida es lenta. Se van a necesitar lluvias sostenidas, normales o superiores a las normales por varios meses. La salida no sería rápida”, indicó.