El inquietante fenómeno de la “nieve de sangre”
Muchos la conocen como “nieve de sandía” o directamente “glaciar de sangre”. Te contamos por qué la nieve toma ese color rojo brillante, y cuál es la problemática que puede esconder.
Algo está ocurriendo, “la nieve no debería verse así de roja” admiten muchos científicos, y es que en varios puntos del planeta se puede observar y cada vez con mayor frecuencia este fenómeno. En este caso en particular abordaremos lo que ocurre en la cadena montañosa de los Alpes franceses; allí durante toda la temporada invernal y principios de la primavera la nieve luce blanca y resplandeciente, pero comienza la temporada estival y su apariencia cambia notoriamente.
Porciones importantes de esta helada capa blanca, comienza a tomar colores: anaranjado, óxido, rosa pálido, y hasta rojo muy intenso. Estos brillantes colores llaman la atención de los locales, que bautizaron este fenómeno como "sang de glacier" o "sangre de glaciar", mientras que para los turistas y visitantes ocasionales el nombre elegido es "nieve de sandía". Por otro lado, los científicos prefieren contar de qué se trata este fenómeno, y sin nombres simpáticos porque probablemente no se trate de una buena señal.
La responsable de la “nieve de sangre”
En la actualidad, distintos grupos de científicos hacen mención de la relación que existe entre el cambio de color superficial de la nieve, en determinadas zonas de glaciares y montañas alrededor del mundo, con el aumento en las floraciones de las “algas de la nieve” (cuyo nombre científico es Chlamydomonas nivalis), de las cuales se sabe muy poco. El hallazgo de esta pigmentación rojiza en la nieve no es nuevo, fue reportada en siglos pasados, se encuentran las primeras referencias en el IV a. C., expuestas por Aristóteles, qué hacía mención de unos "gusanos rojos".
Particularmente para la zona de los Alpes, científicos han comenzado a estudiar ahora en profundidad las algas de esta región, con el objetivo de lograr comprender qué especies viven allí, cómo sobreviven y qué podría estar empujándolas al límite. Algunos de sus hallazgos iniciales se publicaron hace pocos días en Frontiers in Plant Science, con el trabajo “Zonificación altitudinal de la biodiversidad de algas verdes en los Alpes franceses” de Adeline Stewart, D. Rioux et al., 2021.
La autora principal explica que “diminutas pero muy poderosas, las bacterias parecidas a plantas que llamamos algas son la base de todos los ecosistemas, gracias a su destreza fotosintética las algas producen una gran cantidad del oxígeno del mundo y forman la base de la mayoría de las cadenas alimentarias". Pero, en ocasiones se multiplican tanto, que pueden desequilibrar un sistema natural; por ejemplo, ser las responsables de las mareas rojas tóxicas, de las floraciones de agua dulce sucias, y de lo que nos importa en esta nota que es la inquietante “sangre de glaciares”.
Las “algas de la nieve”
Sabemos que los ambientes montañosos están marcados por una zonificación altitudinal de tipos de hábitat, y son el hogar de una multitud de algas verdes terrestres, que tienen que hacer frente a condiciones específicas de grandes alturas como: alta radiación UV, desecación alterna, precipitaciones de lluvia y nieve, variaciones diurnas extremas de temperatura y escasez crónica de nutrientes.
Aunque las algas verdes fotosintéticas, son productores primarios que colonizan áreas abiertas, y posibles marcadores del cambio climático, su biodiversidad general en los Alpes ha sido poco estudiada hasta ahora, particularmente en el suelo, donde se ha demostrado que las algas son componentes clave de las comunidades microbianas.
Si bien hasta el momento no está del todo claro qué estimula la floración de estas algas, se sabe que el color rojizo en este caso (y algunas veces hasta verde, gris o amarillo), provienen de pigmentos y otras moléculas que las algas de la nieve usan para protegerse de la fuerte radiación ultravioleta del Sol, y evitar mutaciones. Estos tonos absorben mayor radiación solar que el tono blanco brillante de la capa de nieve, lo que hace que se derrita más rápidamente. Esto puede cambiar de manera drástica la dinámica de los ecosistemas y acelerar la reducción de los glaciares, lo cuál no es para nada bueno.
Algas bajo la lupa
Existe una gran cantidad de tipos diferentes de algas que pueden vivir y florecer en las montañas, es por eso que el grupo de investigadores con Stewart a la cabeza, comenzaron con un censo en partes de los Alpes franceses para averiguar qué crece y dónde.
Tomaron muestras de suelo de cinco picos, se extendieron por varias altitudes y buscaron ADN de algas. Descubrieron que muchas especies tienden a preferir elevaciones particulares y lo más probable es que hayan evolucionado para prosperar en las condiciones que se encuentran allí.
Un género clave, apropiadamente llamado “sanguina”, crece solo por encima de los 2000 metros de altura. Los investigadores también llevaron algunas especies al laboratorio, para investigar sus posibles desencadenantes de floración que ocurre naturalmente.
Decodificar el mensaje “rojo sangre” de la nieve
Se sabe que las condiciones meteorológicas extremas con temperaturas inusualmente cálidas, y la afluencia de nutrientes de la escorrentía agrícola y de aguas residuales, juegan un papel en la proliferación de algas de agua dulce y oceánica. Ahora, los investigadores necesitan averiguar si ocurre lo mismo con las “algas de la nieve”, si determinados factores generados por el hombre pueden empeorar esos arrebatos, hacerlos más frecuentes, y generar grandes desajustes en los ecosistemas.
El grupo de investigación sometió a las muestras de algas a excedentes de nutrientes como nitrógeno y fósforo para ver la reacción. Con esto se dieron cuenta de que la línea de investigación sigue abierta, porque es tan enorme la diversidad de las algas alpinas que se necesita un seguimiento mucho más detallado.
Se necesita seguir investigando aún más sobre este inquietante fenómeno, que cada vez se presenta en mayores extensiones de nieve. En los próximos años, “con el grupo haremos un seguimiento de cómo cambian las distribuciones de las especies de algas con el tiempo, intentaremos establecer si los patrones de temperatura se correlacionan con las floraciones, y comenzaremos a comparar la composición de las especies en la nieve blanca con la de color rojo sangre”, explica A. Stewart.
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