El Niño: aparecen señales de un evento intenso para la primavera
La mayoría de los modelos climáticos apuntan a un Niño intenso para la próxima primavera del hemisferio sur. De cumplirse, podría ser similar al super Niño de 2016 que desembocó en el año más caluroso a nivel global.
Luego de 3 temporadas consecutivas de La Niña persistente que ayudó a generar una de las sequías más extremas que haya vivido gran parte de Argentina, las cosas parecen cambiar rápidamente y todo indica que se dirigen a un escenario totalmente contrario. Aunque recién se transita el otoño de este 2023, las primeras señales hacia adelante comienzan a mostrar una importante tendencia hacia un Niño en la primavera del hemisferio sur.
De hecho, una gran mayoría de modelos de simulación climática, tanto los dinámicos como los estadísticos, apuntan a un calentamiento de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial oriental, que emplazarían rápidamente a El Niño. Hoy nos encontramos en una fase neutral. Pero gran parte de la comunidad meteorológica está mirando con atención estos datos, porque podría no tratarse de un Niño convencional.
Uno de los escenarios posibles es que El Niño que se desarrolle sea intenso, y pueda parecerse al super evento de 2016 que desembocó en el récord de temperatura promedio que alcanzó el planeta. Para muchos científicos, ese escenario es entrar en un ámbito desconocido porque los niveles de gases de efecto invernadero no han dejado de crecer en los últimos años.
Posibles impactos sociales y ambientales
La gran pregunta a responder es cómo el sistema atmosférico podría gestionar el excedente de energía que genere un Niño más intenso. Por lo pronto, en la perspectiva para Argentina la característica sería opuesta a la que se ha tenido en estos últimos años.
Si bien además de El Niño juegan otros factores importantes, un evento más fuerte abriría la puerta a mayor inestabilidad y un comportamiento asociado a una mayor cantidad de lluvias. Queda por definir en caso, la persistencia y cantidad.
Es sabido que al inicio del otoño el panorama suele ser aun más indefinido, pero en este caso es notorio como la mayoría de modelos coinciden en la misma resolución. Ahora, en caso de confirmarse un super Niño, esto podría tener impactos sociales, ambientales y económicos a nivel global.
En el caso de la temporada de huracanes, este panorama podría atenuar el desarrollo de sistemas sobre el Atlántico, pero daría combustible para ciclones tropicales más intensos y recurrentes sobre el Pacífico para la próxima temporada. De acuerdo a The Guardian, un escenario de este tipo podría conducir a un aumento de las temperaturas mundiales promedio y olas de calor sin precedentes. Hay que recordar que las olas de calor han venido en aumento en los últimos años a nivel global.
Superando anomalías de 1,5 ºC
Como indicábamos, el 2016 fue el año más caluroso para la Tierra, en coincidencia con un super Niño. Ahora, los valores récord de temperatura de 2016 se vieron impulsados por El Niño. Para muchos científicos consultados por The Guardian, este escenario hará "muy probable" que el calentamiento mundial supere una anomalía de 1,5 ºC. por encima de los valores pre-industriales.
Con El Niño, no solo cambia el patrón de calentamiento de la atmósfera, sino que hay una variación en el comportamiento del viento en los diferentes niveles. Hoy ya se prevé que este año sea más caluroso que 2022. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) los últimos 8 años fueron alternadamente los 8 más calurosos jamás registrados.
Pero El Niño se produce durante el invierno del hemisferio norte y su efecto de calentamiento tarda meses en notarse, lo que significa que es mucho más probable que 2024 marque un nuevo récord de temperatura global. Por ello, la probabilidad de superar una anomalía de calentamiento de 1,5 ºC en el próximo quinquenio ya supera el 50 %. En el otro lado del mundo, Australia podría pasar de 3 años con exceso de lluvia a un período de sequías muy pronunciadas.