El organismo vivo más grande del mundo está muriendo y escucharlo puede ser su salvación
Pando, también conocido como el Gigante Temblón, es el ser vivo más grande y pesado del mundo. Su salud ha comenzado a deteriorarse y los científicos están preocupados por las consecuencias.
Para cualquier persona desprevenida, The Trembling Giant (su nombre en inglés) es un bosque de álamos ubicado en Utah, EE.UU., pero lo que muchos no saben, es que es una colonia clonal. Dicho de otro modo, Pando ("yo extiendo" en latín) es un bosque que tiene 47.000 tallos, todos con el mismo ADN, que brotan de un sistema de raíces compartido en 43 hectáreas. Un único árbol con un sistema masivo de raíces bajo el suelo.
Los bosques de álamo se reproducen de dos maneras. Una es cuando los árboles maduros dejan caer semillas que luego germinan. La otra, más común, es que liberan brotes de sus raíces, a partir de las cuales nacen nuevos árboles a los que se les llama clones. Si bien los álamos temblorosos pueden reproducirse a través de semillas, pocas veces crecen a partir de ellas, ya que la polinización es rara debido a que los grandes rodales de álamos suelen ser de un solo sexo, siendo clones del mismo individuo.
¿Cómo saben que está muriendo?
El bosque de Pando ha sido monitoreado y estudiado durante más de cuatro décadas, y por primera vez ha dejado de expandirse. Imágenes aéreas revelan áreas donde ya no hay árboles. "Todos estos árboles forman parte de un único organismo", explica a BBC Mundo el geógrafo Paul Rogers, profesor del Departamento de Ecología de la Universidad Estatal de Utah. Rogers no puede precisar la velocidad de reducción del bosque, pero estima que en 10 años se reducirá considerablemente.
Los álamos suelen tener una vida de entre 100 y 130 años, pero están muriendo sin que haya nuevos árboles que los reemplacen. "Es como si se tratara de una ciudad con 47,000 habitantes, todos de 85 años de edad", afirma Rogers.
Rogers sugiere que la clave para proteger a Pando es ampliar las vallas alrededor de ciertas zonas del bosque y colaborar con los ganaderos para retirar las vacas de la zona. "Es necesario brindarle a Pando un respiro para que pueda recuperarse", afirma.
Escuchar para aprender sobre la salud
El artista sonoro Jeff Rice colocó un hidrófono de forma experimental dentro de un agujero en la base de una rama, introduciéndolo hasta llegar a las raíces del árbol, sin anticipar grandes resultados.
Al colocar el dispositivo de escucha en las raíces, los científicos lograron captar sonidos peculiares. Cuando el viento sopla entre las hojas, genera vibraciones que atraviesan todo el árbol y resuenan en sus raíces.
Durante una tormenta, el sonido captado por el hidrófono se intensificó, registrando un estruendo bajo y espeluznante. "Creo que lo que estás escuchando es el sonido de millones de hojas en el bosque, haciendo vibrar el árbol y transmitiéndose a través de las ramas hasta el suelo", explicó Rice al presentar sus grabaciones en la 184ª Reunión de la Acoustical Society of America, según reportó The Guardian.
Pando es una maravilla natural que pone a prueba nuestra comprensión de lo que significa ser un árbol. Al analizar sus sonidos, los científicos pueden obtener información valiosa sobre la comunicación entre las distintas partes del árbol, el transporte de nutrientes y agua, y cómo responde a los cambios ambientales.
Este experimento también tiene el potencial de identificar posibles amenazas a la salud de Pando, ya que el bosque enfrenta riesgos como la sequía, las enfermedades y las plagas de insectos. Al escuchar los sonidos de las raíces, los científicos pueden detectar signos tempranos de estrés o daño, lo que les permitirá actuar a tiempo para proteger este valioso recurso natural.
Lo más intrigante es que los investigadores esperan utilizar el sonido para mapear de manera detallada el complejo sistema de raíces de Pando. Este estudio podría arrojar nueva luz sobre la estructura y función de las raíces, y cómo se interrelacionan con el resto del organismo.