Más de 54 ºC en el Valle de la Muerte: ¿nuevo récord mundial?
Hace unos días la estación del Valle de la Muerte registró una temperatura superior a los 54ºC, aunque en esa zona los valores extremos están a la orden del día. Pero... ¿el otro día se batió un nuevo récord mundial? Aquí te lo contamos.
El Valle de la Muerte es una depresión situada en el extremo sureste de California, muy expuesta a las advecciones cálidas procedentes del sur. Además cuenta con un clima continental a una latitud en la que la intensa radiación solar del verano permite que toda la zona genere su propia masa de aire cálido.
También está rodeado de numerosas sierras de gran altitud, superiores a 4000 metros de altura en algún caso, lo que impide que las masas de aire más fresco procedentes del Pacífico lleguen fácilmente hasta allí sin verse enormemente alteradas. Por otra parte el fondo del valle se encuentra a 86 metros bajo el nivel del mar, cuando el aire ya de por sí recalentado que recorre las laderas se ve forzado a descender hasta ese nivel, experimenta un calentamiento muy significativo.
Estas condiciones hacen del Valle de la Muerte un lugar muy cálido en verano, con una media de las máximas por encima de los 46 ºC en las semanas más cálidas del año. En estos últimos días se ha dado un episodio de calor que ha ido mucho más allá: durante varios días se han rondado los 52 ºC, y el domingo 16 de agosto se alcanzó la cifra de 54,4 ºC, lo que supone la temperatura más alta registrada en un mes de agosto. Además, las máximas anuales suelen darse en esa zona durante el mes de julio y no al final del verano. Este increíble registro podría ser un posible récord mundial, pero... ¿por qué "posible"? ¿Hay registros más altos?.
Efectivamente, hay registros de temperatura aún mayores. En 1912, Al Aziziya (Libia) alcanzó una temperatura de 57,8 ºC convirtiéndose en el récord de temperatura máxima absoluta global, sin embargo el dato resultó ser erróneo o al menos impreciso, por lo que recientemente ha sido excluido, pasando a ser los 56,7 ºC de julio de 1913 en el Valle de la Muerte el nuevo récord mundial.
Este récord sigue vigente oficialmente, reconocido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), sin embargo el dato llama la atención ante la enorme dificultad de superarse la barrera de los 55ºC en nuestro planeta y últimamente también hay expertos que sostienen que las condiciones en las que se midió no fueron las apropiadas. Si esto fuese cierto, el registro de 54,4 ºC del pasado domingo pasaría a ser el nuevo récord si es que llega a validarse, pero por ahora siguen vigentes los 56,7 ºC de 1913.
El difícil reto de medir adecuadamente la temperatura
Los termómetros de las estaciones meteorológicas miden la temperatura del aire a 1,5m de altura sobre el suelo, pero si no están debidamente protegidos del Sol y otras fuentes de calor pueden dar una lectura errónea. El calor se transmite por conducción, convección y radiación. Evitar que se propague de otras superficies a un sensor es necesario para hacer una medida correcta y puede parecer algo sencillo, pero no lo es en absoluto. En el caso de algunos termómetros callejeros, famosos por indicar temperaturas extraordinariamente altas pero falsas, este problema resulta muy evidente.
El termómetro pierde calor por radiación, por lo que si lo dejamos expuesto durante la noche, tenderá a enfriarse al ir cediendo calor progresivamente al espacio, como sucede con el resto de objetos expuestos, y marcará una temperatura ligeramente inferior a la real. Para solucionarlo, basta con protegerlo y evitar que esté totalmente expuesto, sin embargo durante el día es aún más complicado.
Tampoco hay que olvidarse de la influencia de otros objetos como el asfalto recalentado, barras y láminas de metal o paredes que tras calentarse en exceso también pueden ceder calor a nuestro termómetro y falsear la medida.
Por esta razón el termómetro debe estar siempre protegido, preferentemente en una garita de madera o plástico bien ventilada, a 1,5m del suelo y sobre terreno natural, evitando superficies que se calienten en exceso y alejándolo de otros objetos. Una garita dañada, descolorida, desplazada o demasiado pequeña pueden afectar a la medida de temperatura y es por esta razón por la que muchos récords de calor antiguos han sido puestos en duda y siguen siendo objeto de debate décadas después. Incluso algunos actuales no se libran del debate, por lo que ahora se comprobará si el nuevo registro de 54,4ºC se ha medido de acuerdo con los requisitos acordados por la OMM.