El verano se acerca: ¿qué debemos plantar en la huerta para los días más calurosos?

La primavera y el verano son temporadas ideales para hacer tu propia huerta. Si tenés patio, balcón o terraza, podés aprovechar los días más agradables para planificar tu siembra y disfrutar de una comida sabrosa.

alimento, huerta
En verano podemos consumir los cultivos que sembramos en octubre

Octubre es cuando comienza el tiempo templado y se dan las condiciones para comenzar con las siembras de las especies características de primavera-verano. No te olvides de que cada estación tiene su variedad de cultivo, y dependiendo del ambiente, tendrás que planificar lo que vas a sembrar o plantar.

Como primer consejo, antes de comenzar hay que tener en cuenta el tipo de terreno, es decir, el estado del suelo y el espacio para que la planta pueda crecer sin inconvenientes. Es muy recomendable usar abono ecológico, especialmente si el espacio es pequeño, como una maceta. Una buena combinación es:

  • 50 % de tierra
  • 40 % de compost (materia orgánica descompuesta por microorganismos)
  • 10 % de perlita (material que aporta porosidad a la mezcla)

Además, hay que pensar en las hortalizas que más se consumen en casa y que se desean cosechar a diario de la huerta. Este dato es clave para considerar el espacio que cada planta ocupa para asociarlas de manera que ninguna compita entre sí por ese espacio y la luz directa del sol. Sin embargo, debemos asegurarnos que sean cultivos de la estación.

Otro dato muy importante: es necesario conseguir la guía de cada cultivo. En ella se puede encontrar información sobre el mejor momento para sembrar una especie (temporada de cultivo); el tiempo que tarda en germinar y hasta la primera cosecha; la distancia que debemos sembrar a las semillas entre sí (si es que van al sitio definitivo) y entre otras líneas de cultivo.

¿Qué sembrar?

Las principales especies de la temporada primavera-verano son: albahaca, berenjena, calabaza, maíz dulce, melón, pepino, pimiento, poroto, chaucha, puerro, radicheta o achicoria, sandía, tomate común y cherry, zapallo, zapallito.

Pero también se pueden sembrar especies que son de todo el año, como las hortalizas de hoja (acelga, achicoria, lechuga, repollo), rabanito, zanahoria o perejil.

Hierbas como la menta, el perejil, el orégano, el tomillo o el ciboulette se mantienen en crecimiento constante. En contraste, las hortalizas tienen un ciclo de vida de solo una temporada, lo que significa que al finalizar ese periodo, la planta muere.

Las especies vegetales con semillas más diminutas, como la lechuga, la acelga, la rúcula, el tomate, la berenjena, el pimiento, la albahaca, el puerro y la radicheta, deben ser sembradas en invernaderos o en lugares resguardados para evitar que las temperaturas variables las afecten.

cultivo, siembra
Para sembrar debemos tener en cuenta la luz y el espacio que requiere cada cultivo

Por otro lado, las semillas de mayor tamaño, como las de porotos, maíz, zapallo y zapallito, pueden plantarse directamente en el lugar donde se desarrollarán durante la temporada, mediante siembra directa.

Cultivo según el espacio y lugar

Las hortalizas requieren un mínimo de 4 horas diarias de sol, mientras que los cultivos de primavera y verano necesitan al menos 6 horas de luz solar al día. Uno de los errores más comunes es elegir una ubicación incorrecta para la huerta, lo que afecta su crecimiento.

En recipientes de hasta 20 centímetros de profundidad se pueden plantar especies con raíces cortas, como rabanitos y cebollas, además de la mayoría de las hierbas aromáticas, como menta, tomillo, orégano y estragón.

Las hojas verdes se llevan muy bien con los balcones o espacios pequeños. Se recomiendan macetas de entre 30 y 40 centímetros de profundidad.

En recipientes más profundos, de hasta 40 centímetros (como cajones de verduras reciclados o baldes viejos), es posible cultivar especies de hojas comestibles, tales como acelga, lechugas de temporada, radicheta, kale y rúcula.

Pero lo más importante y lo que no debemos olvidar: cosechar, regar y sembrar no solo nos permite disfrutar de los frutos de nuestro trabajo, sino también desconectarnos del ajetreo diario y reconectar con la naturaleza y con nosotros mismos.