Emergencia nacional hasta 2025 por plaga de langostas en Argentina. ¿Qué riesgo implica para nuestro país?

La langosta sudamericana dice presente una vez mas en la Argentina. Por esta razón, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria declaró la emergencia a nivel nacional.

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En 2015 la plaga de langostas resurgió en Sudamérica y provocó la declaración de distintas de emergencias fitosanitarias en Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil.

Esta semana, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) emitió la Resolución 828/2024, declarando la emergencia fitosanitaria por las plagas de langostas. Lo hizo por la recurrente presencia de la especie langosta sudamericana (Schistocerca cancellata).

Esta medida estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2025. Desde fines de febrero, Argentina ya había iniciado una situación de alerta fitosanitaria debido al incremento poblacional de esta plaga en varias zonas del país.

En lo que va del año, el sistema de vigilancia del organismo sanitario detectó más de mil focos de la plaga en diversas provincias.

A pesar de los esfuerzos de control, los niveles poblacionales de las langostas siguen siendo elevados, y se formaron mangas en distintas áreas. La situación se complica aún más con la declaración de emergencia fitosanitaria en Paraguay por el Senave, su equivalente al Senasa.

¿Quiénes son estas langostas y tucuras invasoras?

Son insectos de la familia Acrididae, conocidos por su capacidad de formar grandes enjambres y causar graves daños a la vegetación. Cuando aparecen en grandes cantidades se denominan "mangas" y pueden ser una grave molestia tanto en zonas rurales como urbanas.

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Adulto de Schistocerca cancellata. Gentileza: Programa Nacional de Langostas y Tucuras del SENASA

Aunque las langostas y las tucuras son similares, existen diferencias:

  • Langostas (Schistocerca cancellata): tienen un comportamiento gregario y migratorio, lo que les permite formar grandes mangas que pueden desplazarse varios kilómetros por día.
  • Tucuras: generalmente tienen un comportamiento más solitario y no forman mangas tan grandes como las langostas.

Sin embargo, comparten algunas características, ya que en ambos casos se alimentan de una amplia variedad de plantas, incluyendo cultivos y pastizales.

Impacto de la plaga en las zonas productivas

La langosta sudamericana se alimenta de una amplia variedad de material vegetal, incluyendo cultivos, pastizales y flora nativa. Su capacidad de dispersarse hasta 150 km por día le permite afectar tanto zonas rurales como urbanas.

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En su fase gregaria, pueden formar grandes enjambres, conocidos como mangas, que son difíciles de controlar y altamente destructivos.

Estos insectos tienen un ciclo de vida que incluye dos generaciones anuales, lo que aumenta el riesgo de brotes masivos. Además, su comportamiento migratorio y transfronterizo complica aún más los esfuerzos de control, ya que pueden desplazarse rápidamente a través de las fronteras.

Antecedentes en la Argentina

La langosta es la plaga que inició las acciones oficiales en materia de protección vegetal en Argentina. Los registros de daños se remontan a 1538, cuando arrasaron cultivos de mandioca en la provincia de Buenos Aires.

El Programa Nacional de Langostas y Tucuras, antes denominado de Acridios, es el programa más antiguo del país, con 128 años de vigencia.

Durante la primera mitad del siglo XX, la langosta migratoria (Schistocerca cancellata) causó pérdidas económicas significativas en cultivos y campos naturales. En 1891, se creó la Comisión Nacional de Extinción de la Langosta, que evolucionó a lo largo del tiempo hasta convertirse en el actual Senasa.

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Ataque de langostas en la localidad de Casilda, Santa Fe. Imagen de archivo, gentileza SENASA

Las estrategias de control de acridios en Argentina han pasado por tres grandes períodos:

  1. Luchas defensivas (1897-1940): en esta etapa, se utilizaban barreras físicas para evitar la dispersión de la plaga en estadios ninfales, ya que no se conocían procedimientos efectivos de control.
  2. Luchas ofensivas (1944-1954): se incorporaron productos de síntesis química para el control de la plaga, pero la alta densidad y dispersión de las langostas superaron las posibilidades de control.
  3. Luchas preventivas (desde 1954): actualmente, se realizan tratamientos preventivos para mantener controlada la densidad de las mangas. La estrategia se centra en la detección y control de focos incipientes de estadios juveniles de la plaga mediante prospección y monitoreo continuo.

En el último año, los focos de manga de langostas se detectaron principalmente en las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Salta, Tucumán y Córdoba. Estas áreas fueron las más afectadas debido a su clima cálido y seco, condiciones favorables para la reproducción y dispersión de la plaga.

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En Santiago del Estero se reportó la presencia de grandes mangas que devastaron cultivos de maíz y soja, mientras que en Chaco y Formosa, los daños se concentraron en pastizales y forrajes. En Salta y Tucumán, las langostas afectaron plantaciones de caña de azúcar y cítricos, comprometiendo la economía local.

Un insecto que no sabe de fronteras

Argentina trabaja en forma permanente con los países de la región que integran el Comité de Sanidad Vegetal (COSAVE). En cooperación regional, Paraguay informó recientemente al Senasa sobre la emergencia fitosanitaria en su territorio y ambos países avanzan en la implementación de controles conjuntos contra la plaga.

La situación actual requiere un esfuerzo coordinado a nivel regional para controlar la dispersión de las langostas.

El Senasa insta de manera recurrente a todos los trabajadores del sector agrícola y ganadero a participar en las actividades de vigilancia, control y fiscalización de manera obligatoria, utilizando los principios activos autorizados. Aquellos que incumplan con estas disposiciones estarán sujetos a sanciones según lo establecido por la ley.

Una plaga que puede golpear donde más duele

La declaración de emergencia fitosanitaria a nivel nacional marca la gravedad de la situación y la necesidad de acciones coordinadas y efectivas para controlar esta amenaza. Según un análisis del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la producción sujeta a riesgo en Argentina alcanza los 3.7 mil millones de dólares.

El impacto económico potencial de la plaga es significativo y debe prevenirse de todas las maneras posibles. Frente a este desafío, es esencial que todos los actores involucrados trabajen juntos para proteger la producción agrícola y la biodiversidad del país.