En 2022 el agujero de ozono siguió reduciéndose
Luego de más de 3 décadas de firmado el Protocolo de Montreal, el agujero de ozono antártico mantiene una tendencia decreciente. Y 2022 no ha sido la excepción, con una superficie media inferior a la de 2019.
Entre el 7 de septiembre y el 13 de octubre, el agujero de ozono anual de la Antártida alcanzó una superficie media de 23,2 millones de kilómetros cuadrados. Esta zona reducida de la capa de ozono sobre el Polo Sur fue resultó ligeramente menor que la media del mismo periodo del año pasado y, en general, continuó la tendencia general de reducción de los últimos años, de acuerdo a lo reportado por Earth Observatory de NASA.
Paul Newman, científico jefe de ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA indicó que "con el paso del tiempo, se están haciendo progresos constantes y el agujero se está reduciendo. Se ven algunas vacilaciones, ya que los cambios meteorológicos y otros factores hacen que las cifras varíen ligeramente de un día a otro y de una semana a otra. Pero, en general, vemos que está disminuyendo a lo largo de las dos últimas décadas". La eliminación de las sustancias que agotan la capa de ozono mediante el Protocolo de Montreal, firmado a firmado a fines de la década de los 80, está reduciendo el agujero".
La capa de ozono es la parte de la estratosfera que protege a nuestro planeta de los rayos ultravioletas y radiaciones peligrosas provenientes del espacio, y se adelgaza para formar un "agujero de ozono" sobre el Polo Sur cada mes de septiembre. Formas químicamente activas de cloro y bromo en la atmósfera, derivadas de compuestos producidos por el hombre, se adhieren a las nubes polares de gran altitud cada invierno austral. El cloro y el bromo reactivos inician entonces reacciones de destrucción del ozono cuando el Sol sale al final del invierno en la Antártida.
Un buen dato
Los investigadores de la NASA y la NOAA detectan y miden el crecimiento y la ruptura del agujero de ozono con instrumentos a bordo de los satélites Aura, Suomi NPP y NOAA-20. El 5 de octubre pasado esos satélites observaron un agujero de ozono máximo en un solo día de 26,4 millones de kilómetros cuadrados ligeramente mayor que el año pasado. El mapa que inicia la nota muestra el tamaño y la forma del agujero de ozono sobre el Polo Sur en ese día.
Cuando sale el sol polar, los científicos de la NOAA también realizan mediciones con un espectrofotómetro Dobson, un instrumento óptico que registra la cantidad total de ozono entre la superficie y el borde del espacio, lo que se conoce como el valor total de la columna de ozono. A nivel mundial, la media de la columna total es de unas 300 unidades Dobson.
El 3 de octubre de 2022, los científicos registraron un valor mínimo de ozono en la columna total de 101 unidades Dobson sobre el Polo Sur. En ese momento, el ozono estaba casi completamente ausente en las altitudes entre 14 y 21 kilómetros, un patrón muy similar al del año pasado.
Algunas preocupaciones
Algunos científicos estaban preocupados por los posibles impactos estratosféricos de la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai en enero de 2022. La erupción del Monte Pinatubo de 1991 liberó cantidades considerables de dióxido de azufre que amplificaron el agotamiento de la capa de ozono. Sin embargo, no se han detectado impactos directos del Hunga Tonga en los datos estratosféricos de la Antártida.
Los resultados obtenidos luego de la firma del Protocolo de Montreal se están haciendo evidentes a medida que pasan los años, y son un logro colectivo de la mayoría de los países del planeta. Esto demuestra que es posible conseguir consensos para actuar contra problemas globales relacionados con el clima y el comportamiento humano.
Es importante recordar que el ozono es un gas incoloro, formado por 3 átomos de oxígeno, que provienen de la disociación de moléculas diatómicas de ese elemento. Desde el punto de vista químico, el ozono es muy activo; reacciona fácilmente con muchas otras sustancias. Cerca de la superficie de la Tierra, esas reacciones hacen que el caucho se agriete, dañan la vida vegetal y los tejidos pulmonares de las personas. Pero el ozono también absorbe componentes nocivos de la luz solar, conocidos como "ultravioleta B", o "UV-B". En lo alto de la superficie, por encima incluso de los sistemas meteorológicos, una tenue capa de gas ozono absorbe los UV-B, protegiendo a los seres vivos que se encuentran debajo.