Europa: un calor que no tiene nombre
Mientras Reino Unido, España y Francia baten récords de temperaturas, se enciende el debate en las redes sociales: si los huracanes llevan nombre ¿por qué las olas de calor no? Los científicos dicen que no es un tema tan sencillo y nos explican por qué.
El mapa de Europa por estos días presenta un panorama desolador: países enteros pintados de naranja, rojo y violeta. Es que la histórica ola de calor persiste y deja cientos de víctimas fatales. Sin embargo, este fenómeno, a diferencia de otros igual de peligrosos, no tiene nombre propio. El tema ha despertado la pregunta en las redes sociales: ¿por qué las olas de calor no llevan nombre?
Los científicos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) salieron a aclarar el asunto. Explicaron que están considerando las ventajas y desventajas de asignarles nombres, siempre y cuando esto contribuya a que la población tome mejores medidas de prevención. Pero que lo establecido para los ciclones tropicales no se traduce fácilmente a las olas de calor. Tienen características físicas e impactos muy distintos.
- Cercanía y simultaneidad. Los huracanes (los ciclones y las tormentas tropicales) pueden darse relativamente cerca y de manera simultánea. Así que ponerles nombres es una manera de evitar malentendidos y mejorar la comunicación, tanto en los medios como en los sistemas de emergencia. En cambio, con las olas de calor sucede algo distinto. No se dan simultáneamente y en regiones cercanas.
- Disparidad de criterios. Todos los países están de acuerdo en que una ola de calor es un periodo prolongado de temperaturas elevadas. Sin embargo, cada país tiene su propia definición acerca del número de días y los valores que deben superarse. Así, lo que podría ser una ola de calor en un país, no lo será en otro. Entonces, aún está pendiente definir los criterios entre países para unificar sistemas de alerta temprana.
- Precisión en los pronósticos. La OMM explica que las olas de calor se pueden pronosticar muy bien hasta con 10 días de anticipación en zonas extra tropicales y altas latitudes. Pero que es más difícil hacerlo en zonas cercanas al ecuador. Es lógico: ¿cuánto calor es mucho calor en el caribe? Al asignarle un nombre a un fenómeno pronosticado se corre el riesgo de nombrar un evento que finalmente no suceda o que resulte más leve que lo esperado. Y esto siempre perjudica la percepción del riesgo por parte de la población.
Mucho trabajo por delante
Este es uno de los tantos debates que se abren a medida que los eventos extremos aumentan su frecuencia e intensidad, como consecuencia del cambio climático. La OMM aclaró que apoyará las mejoras en los sistemas de alerta temprana por olas de calor, incluidas las estrategias de comunicación de riesgos asociados al calor extremo.
La perspectiva climática no es optimista. Según declaró esta semana el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas, “las olas de calor como la que actualmente vive Europa serán cada vez más frecuentes y continuarán al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático”. Esto obligará a los países a ponerse de acuerdo y unificar sistemas de alerta temprana. Según los científicos, el aumento en las frecuencias de las olas de calor que se registran en Europa, es una consecuencia directa de la crisis climática, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero incrementan su intensidad, duración y frecuencia