Fenómenos compensados lleva a predecir una temporada de huracanes normal en el Atlántico
A punto de iniciar la temporada, se prevé una actividad menor de ciclones tropicales respecto a los últimos años. ¿Cuáles son los fenómenos determinantes a la hora de concluir este pronóstico?
A pocos días de dar por iniciada la temporada de huracanes en la cuenca del Atlántico, que se extiende entre 1 de junio y el 30 de noviembre y suele alcanzar su pico en torno al 10 de septiembre, la perspectiva de la NOAA es que con un 40 % de probabilidad, la temporada va a desarrollarse dentro de los parámetros normales, dejando un 30 % de probabilidad para una temporada más activa que lo normal, y otro 30 % para una temporada por debajo de lo normal.
Esta normalidad implica que la temporada podría presentar un rango de 12 a 17 tormentas con nombre en total (vientos de 63 km/h o más), de las cuales 5 a 9 podrían convertirse en huracanes (vientos de 119 km/h o más). Esto incluye a 1 a 4 huracanes mayores (categoría 3, 4 o 5; con vientos de 179 km/h o más).
Factores a favor, factores en contra…
Este pronóstico bastante ajustado entre las distintas categorías, y que implicaría una actividad menor respecto a los últimos años, se fundamenta ante la presencia de diversos factores actuando con signo contrario, algunos potenciando la actividad pero otros tendiendo a inhibirla.
Después de tres temporadas de huracanes con La Niña presente, los científicos de la NOAA predicen un alto potencial para que se desarrolle El Niño este verano en el hemisferio norte, lo que puede suprimir la actividad de huracanes en el Atlántico.
Pero, la influencia potencial de El Niño en el desarrollo de tormentas podría verse contrarrestada por condiciones locales favorables en la cuenca del Atlántico tropical. Esas condiciones incluyen la posibilidad de un monzón en África occidental por encima de lo normal, que produce ondas africanas en el este y genera algunas de las tormentas atlánticas más fuertes y duraderas, y temperaturas de la superficie del mar más cálidas de lo normal en el Océano Atlántico tropical y el Mar Caribe que crea más energía para impulsar el desarrollo de tormentas. Estos factores son parte de la variabilidad a más largo plazo en las condiciones atmosféricas y oceánicas del Atlántico que conducen al desarrollo de huracanes, conocida como la era de alta actividad de los huracanes del Atlántico, que han estado produciendo temporadas de huracanes en el Atlántico más activas desde 1995.
Aún un solo huracán, puede ser letal
Gina M. Raimondo, Secretaria de Comercio, dijo que "gracias a las importantes inversiones realizadas este año por el Departamento de Comercio y la NOAA en avances científicos y tecnológicos en la modelización de huracanes, la NOAA podrá ofrecer previsiones aún más precisas, ayudando a garantizar que las comunidades dispongan de la información que necesitan para prepararse y responder a los destructivos impactos económicos y ecológicos de los huracanes atlánticos".
“Como vimos con el huracán Ian, solo se necesita un huracán para causar una devastación generalizada y cambiar vidas. Entonces, independientemente de la cantidad de tormentas pronosticadas para esta temporada, es fundamental que todos entiendan su riesgo y presten atención a las advertencias de los funcionarios estatales y locales. Ya sea que viva en la costa o tierra adentro, los huracanes pueden causar graves impactos a todos a su paso”, dijo la administradora de FEMA, Deanne Criswell.