Iceberg con una superficie equivalente a 18 veces la ciudad de Buenos Aires se mueve hacia las islas Georgias del Sur
El gigantesco iceberg A-23A, después de estar 3 décadas varado en el Mar de Weddell, ha retomado un recorrido directo hacia el norte. En su trayectoria aparecen las Islas Georgias del Sur, aunque aun las estimaciones sobre su camino tienen un alto grado de incertidumbre.
Lo que ocurre cuando los icebergs se desprenden de una plataforma de hielo o de un frente glaciar de gran tamaño es realmente intrigante. Luego de lograr el desprendimiento, en el proceso se desplazan por las corrientes oceánicas, giran en sus propios remolinos, se desplazan con las mareas y son arrastrados por el viento. Todo ese proceso de años. Pero, tal como indica Earth Observatory, en algunos casos los icebergs a la deriva se quedan atascados, encallados en una parte poco profunda del fondo marino o atrapados en una masa giratoria de agua oceánica.
El monumental iceberg A-23A hizo ambas cosas. Para tener en cuenta las magnitudes de esta enorme masa de hielo, el Servicio Meteorológico de Argentina reportó que hoy tiene una superficie de 3600 kilómetros cuadrados, lo que equivale a 18 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires. Desde que partió de su posición estuvo 30 años varado en el Mar de Weddell.
Esto es así porque después de desprenderse de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en 1986, el iceberg A-23A pasó décadas pegado al fondo del sur del mar de Weddell. Las cosas comenzaron a cambiar a principios de la década de 2020 y, en marzo de 2023, el iceberg flotaba ya sin obstáculos. Pero esa libertad duró solo un año. Mientras se desplazaba hacia el norte en marzo de 2024, el iceberg quedó atrapado en un vórtice giratorio de agua, o columna de Taylor, causado por las corrientes que encontraron un bache en el fondo marino.
El callejón de los icebergs
Por todo eso las cosas en el mar ocurren con una dinámica muy especial y para nada lineal. Si bien el recorrido de cada iceberg es único, indica Earth Observatory, la mayoría sigue el mismo camino general. Más del 90 por ciento de los icebergs que se encuentran alrededor de la Antártida ingresan a la corriente que fluye en el sentido de las agujas del reloj del giro de Weddell frente a la Antártida Oriental y finalmente escapan, dirigiéndose hacia el norte a lo largo de la península Antártica y finalmente cruzando el Pasaje de Drake hacia las aguas más cálidas del Atlántico Sur, una ruta oceánica conocida como “el callejón de los icebergs”.
Pero no siempre se trata de un camino recto hacia el océano Atlántico. Y esto es válido incluso para los icebergs gigantes que transportan una gran cantidad de impulso. Por ejemplo, el iceberg A-68A, un iceberg de tamaño gigantesco similar que se desprendió de la plataforma de hielo Larsen C en 2017, hizo algunos giros en el Pasaje de Drake antes de continuar hacia el norte y desintegrarse en el norte del mar de Scotia, cerca de la isla Georgia del Sur.
Sin embargo, ahora el movimiento del A-23A parece bastante fuera de lo normal para los especialistas. Durante unos ocho meses, el iceberg rotó firmemente dentro de la columna de Taylor a unos 200 kilómetros al norte de las Islas Orcadas del Sur. Según Jan Lieser, un especialista en hielo del Antarctic Meteorological Service que ha estado rastreando el iceberg, el A-23A hizo 15 revoluciones entre marzo y noviembre de 2024. Lieser fue concreto al señalar que "no conozco ningún iceberg que haya quedado atrapado de manera tan persistente en un área tan pequeña".
La rotación del gran iceberg
En la animación de la evolución temporal del iceberg que acompaña la nota debajo se puede ver que su movimiento y rotación. Aproximadamente a mediados de noviembre pasado, el iceberg parece “girar hacia afuera”, escapando del vórtice y reanudando su viaje hacia el noreste. Las imágenes de la animación fueron adquiridas por los instrumentos MODIS (espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada) y VIIRS (conjunto de radiómetros de imágenes infrarrojas visibles) en varios satélites de la NASA y la NOAA.
El Goddard Space Flight Center de NASA estimó que el iceberg se desplazó unos 240 kilómetros en un mes desde que salió del vórtice. En otras palabras, viajó unos 8 kilómetros por día mientras continuaba rotando en su camino hacia el noreste. Todavía no está claro qué pudo haber empujado al iceberg fuera del vórtice, aunque los especialistas antárticos saben que existen condiciones de menor escala que pueden modificar este tipo de trayectorias.
“Mi hipótesis es que una perturbación aleatoria en el sistema podría haber desencadenado una ligera variación del giro ‘habitual’, de modo que el iceberg encontró un camino de salida”, dijo Lieser. También agregó que “esto sirve para recordarnos tanto los misterios de nuestros océanos como el valor de los datos de teledetección”, dijo Christopher Shuman de la Universidad de Maryland y parte del Goddard Space Flight Center. Los científicos criosféricos seguirán utilizando satélites para observar cambios en el hielo en esta parte remota del planeta, incluidos, entre otros, los icebergs.