Inundaciones mortales en el desierto entre Marruecos y Argelia: ¿cómo explicar el fenómeno?
Fuertes lluvias y tormentas se han formado estos últimos días en pleno desierto del Sahara, cerca de Marruecos y Argelia, una situación muy inusual que ha provocado importantes inundaciones y numerosas víctimas.
El sur de Marruecos y Argelia se vieron afectados por fuertes precipitaciones que provocaron el pasado fin de semana inundaciones catastróficas, una situación especialmente inusual en este sector desértico.
Fuertes lluvias en regiones con climas desérticos
A finales de la semana pasada, y en particular entre el viernes 6 y el domingo 8 de septiembre, fuertes tormentas de lluvia afectaron al sur y al sureste de Marruecos, a algunas zonas del Atlas y a una parte del sur de Argelia. Estas precipitaciones excepcionales para esta zona predominantemente desértica causaron inundaciones especialmente graves, que provocaron daños generalizados.
En Marruecos, no menos de 17 regiones y provincias se vieron afectadas por este tiempo excepcionalmente húmedo e inestable. Por ejemplo, en Ouarzazate se registraron hasta 47 mm en sólo 3 horas, un tercio del total medio anual de la zona. Las cantidades acumuladas también alcanzaron hasta 170 mm en Taconite, cerca de Zagora, lo que supone más del doble de la cantidad acumulada que se registra normalmente en un año en la zona (61 mm).
Y lo que es aún más insólito, estas lluvias torrenciales afectaron también a zonas aún más secas del Sáhara argelino, donde la precipitación media anual no supera a veces los 20-30 mm. Unas precipitaciones de esta magnitud en regiones tan poco acostumbradas a la lluvia han provocado inundaciones mortales en estas zonas, con un balance de al menos 24 muertos y decenas de desaparecidos.
Además de producirse en zonas principalmente desérticas, estas fuertes precipitaciones se observaron en regiones gravemente afectadas por la sequía desde hace más de 6 años en algunos casos, situación que, por ejemplo, había reducido el nivel de los embalses en Marruecos a menos del 28% a finales de agosto de 2024.
¿Cómo podemos explicar estas inundaciones en medio del desierto?
Desde finales de agosto y principios de septiembre, las regiones normalmente desérticas del norte de África se han visto regularmente afectadas por lluvias y tormentas especialmente intensas, que han provocado inundaciones a veces catastróficas en zonas en las que, por lo general, llueve muy poco al año. Estas lluvias y tormentas se han desplazado en los últimos días hacia el sur de Marruecos y Argelia.
Según los científicos, estas lluvias y tormentas que afectan a zonas desérticas son provocadas por la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), un área formada por la convergencia de masas de aire anticiclónico cálido y húmedo provenientes de los trópicos arrastradas por los vientos alisios. Esto se caracteriza por movimientos convectivos de las células de Hadley y, en particular, por la formación de aguaceros y tormentas casi diarias en las zonas afectadas.
Normalmente, esta zona de convergencia intertropical se sitúa mucho más al sur que el Sahara en el continente africano, extendiéndose en esta época del año desde Guinea hasta el Mar Rojo.
Esta masa de aire húmedo e inestable favorece pues la formación de fuertes lluvias tormentosas en los últimos días hasta el desierto, provocando inundaciones mortales en zonas que generalmente reciben pocas o ninguna lluvia durante este período. Una situación que debería continuar durante buena parte de septiembre, con la ZCIT estancada en estas regiones durante varias semanas más según las últimas previsiones.
Según algunos investigadores, la posición actual de la Zona de Convergencia Intertropical también podría explicar las escasas formaciones de ciclones tropicales en el Atlántico en las últimas semanas. En efecto, las ondas tropicales que pueden evolucionar a ciclones en la cuenca atlántica provienen generalmente de la inestabilidad que se evacua en esta época del año desde África Central, inestabilidad generada por la ZCIT.
Sin embargo, esta inestabilidad no está drenando hacia el mar con la frecuencia habitual de las últimas semanas, ya que las lluvias y tormentas se sitúan demasiado al norte, lo que limita la formación de ondas tropicales que luego podrían convertirse en ciclones al circular sobre el Atlántico. Así pues, si esta última vuelve a una posición más "normal", más al sur, la actividad ciclónica podría volver a ser mucho más pronunciada sobre la cuenca atlántica.