Irak: tormenta de polvo envía al hospital a docena de personas
Una enorme tormenta de polvo cubrió a gran parte de Irak, y en Bagdad varias docenas de personas han tenido que ser hospitalizadas. Un fenómeno que es cada vez más frecuente y más peligroso.
Las tormentas de arena forman parte de geografías como el desierto del Sahara y los paises de oriente medio. En algunos casos grandes contenidos de arena llegan a cubrir parte de Europa, y tan al norte como Islandia o los países nórdicos. Pero lo que ha vivido Irak ha sido singularmente extremo. El cielo se tornó naranja y las concentraciones de polvo en suspensión resultaron tan altas que un número importante de personas sufrió de problemas respiratorios.
De acuerdo a lo reportado por The Guardian, la tormenta de polvo barrió a gran parte del país dejando a decenas de personas ingresadas en hospitales con problemas para respirar, señalando datos de un portavoz del Ministerio de Sanidad. La tormenta se formó en la zona norte del Irak, lo que provocó la cancelación de los vuelos con destino a Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán.
La circulación dominante hizo que la tormenta se extendiese hacia el el sur, y envolviendo a la capital del país, Bagdad y a ciudades tan al sur como Nasiriyah. Todo se cubrió de un naranja fantasmal el aire se volvió irrespirable. Bagdad es una ciudad de más de 7 millones y medio de habitantes, y muchos servicios esenciales siguen con graves problemas como resultado de la guerra y la inestabilidad política.
Cada vez más frecuentes
Un dato interesante es el que aporta el director de la oficina meteorológica iraquí, Amer al-Jabri. Según él, si bien las tormentas de polvo no son raras en Irak, lo cierto es que son cada vez más frecuentes, asociadas fundamentalmente a mayores sequías, la desertificación y la disminución de las lluvias. El país es muy vulnerable a los cambios en su clima, y en los últimos años ha soportado lluvias cada vez más exiguas, y temperaturas máximas sin precedentes.
Los expertos señalan que estos aspectos ligados al cambio climático persistente en esa zona amenazan con un desastre social y económico en el país. La guerra no hizo más que hacer más complejos este tipo de problemas relacionados con el comportamiento meteorológico. De hecho, en noviembre de 2021, el Banco Mundial advirtió que Irak podría sufrir una disminución del 20% de sus recursos hídricos en 2050 debido a la crisis climática.
De hecho estos cambios en el clima de Irak ya han desatado otros problemas colaterales. Según datos que consigna Medical Press, el número de casos de cólera en Irak ha aumentado a más de 1.800, ya que la epidemia se ha extendido a la región autónoma kurda del norte, potenciadas por condiciones deficientes de sanidad y temperaturas extremas que complican la situación.
Cómo se forman
Las tormentas de polvo son un fenómeno disparado por condiciones meteorológicas de viento intenso y turbulento. Cuando alcanzan un gran volumen, pueden tardar mucho en disiparse. Sí podemos hacer una distinción entre tormentas de arena o de polvo, con una diferencia esencial en el tamaño de las partículas. Cuando menores más nocivas para el cuerpo humano, ya que el sistema respiratorio no puede filtrarlas. Las tormentas de arena se forman en zonas con el terreno desprovisto de vegetación y la acción del viento logra levantar las partículas y mantenerlas en suspensión por un largo períodos de tiempo.
Por su parte, las tormentas de polvo son las más persistentes porque las partículas son mucho más pequeñas y el viento y la turbulencia las puede mantener más tiempo en suspensión. Por lo general son las que generan un color muy anaranjado por la refracción de los rayos solares que produce. En casos extremos, como el de Bagdad la semana pasada, muchas personas pueden terminar hospitalizadas con graves problemas respiratorios, y en casos de personas con problemas pre-existentes, incluso pueden desencadenar su muerte.
El contraste térmico en la atmósfera es esencial para que estas tormentas sean más duraderas. Si el aire está muy caliente en la superficie, el viento alienta corrientes ascendentes. Y si por encima fluye aire más frío, la convección puede llevar a las partículas a niveles más altos y arrastrarlas luego a grandes distancias. La convergencia en la circulación ayuda a que la concentración sea mayor en determinados lugares, haciendo que los niveles de polvo en el aire se vuelvan peligrosos. En muchos casos el avance de frentes fríos sin actividad potencian el ascenso del aire caliente por delante y ayudan a aumentar la intensidad del viento, factor detonante de este fenómeno.