La contaminación por glifosato en ríos y arroyos europeos dispara la alarma
Un estudio revela que el agua de los ríos y arroyos de 11 de los 12 países de la Unión Europea está contaminada con glifosato, un herbicida muy utilizado. Portugal está a la cabeza en concentraciones tóxicas.
La contaminación por glifosato, un herbicida ampliamente utilizado, es un tema de creciente preocupación en la Unión Europea (UE). Además, los movimientos de organizaciones no gubernamentales (ONG) se intensifican a la luz de los efectos revelados ahora por un estudio europeo sobre la presencia de esta sustancia en aguas de ríos y arroyos en 11 de los 12 países analizados.
El glifosato, junto con el residuo de degradación metabólica AMPA (ácido aminometilfosfónico), se encontró en un período posterior a la aplicación de pesticidas, lo que plantea serias preocupaciones sobre los efectos sobre la vida acuática, la calidad del agua potable y la salud humana. La Comisión Europea (CE) está bajo presión para renovar o no la autorización para utilizar esta controvertida sustancia por otros 15 años, pero no parece dar señales de desautorizar su uso o reducirlo significativamente.
Portugal va a la cabeza en la contaminación por glifosato en aguas dulces
Los resultados del estudio, realizado por la ONG Pesticide Action Network-PAN Europe, en colaboración con los Verdes europeos, indican que Portugal es líder en concentraciones tóxicas de glifosato en masas de agua dulce, con una muestra en Idanha-a-Nova que contiene 30 veces más glifosato que el límite legal para el agua potable. En general, 17 de las 23 muestras analizadas contenían glifosato y AMPA por encima de 0,2 μg/L.
Es importante resaltar que el límite de seguridad del glifosato en el agua potable es de apenas 0,1 μg/L, y cinco de las muestras registradas en Austria, España, Polonia y Portugal contenían concentraciones tóxicas para el consumo humano. En 2017, Portugal prohibió el uso de glifosato en espacios públicos, como guarderías, escuelas y hospitales, pero esta medida aún no es suficiente.
Además de las preocupaciones sobre la salud humana, el estudio destaca una brecha crítica en la regulación de salvaguardia de los recursos hídricos de la UE, debido a la falta de un sistema europeo de seguimiento de las aguas superficiales y la ausencia de valores de referencia para AMPA, que es altamente tóxico.
Controversia sobre la renovación del glifosato: conflicto entre las preocupaciones de salud y las presiones de la industria
El uso generalizado de glifosato en la agricultura e, inherentemente, su presencia en diversas fuentes, incluida la orina humana, el polvo doméstico, el suelo y las aguas superficiales, plantea dudas sobre su impacto en el medio ambiente y la salud. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó el glifosato como un carcinógeno potencial.
A pesar de las preocupaciones y de la clasificación de la OMS, el uso del glifosato se renovó en la UE en 2018 por otros 5 años debido a dudas sobre su seguridad. La autorización debería haber finalizado en 2022, pero se amplió, incluso con la aprobación de Portugal, para permitir la recopilación de más pruebas sobre los impactos ecotoxicológicos.
A medida que la literatura de la comunidad científica continúa ampliando la evidencia y los hallazgos sobre los efectos nocivos del glifosato en la salud humana y el medio ambiente, la CE propuso recientemente reducir los pesticidas, incluidos los herbicidas, en un 50% para 2030, como parte de la nueva Política Agrícola Común (PAC).
Sin embargo, la Comisión se enfrenta ahora a críticas por su propuesta de renovar la autorización para utilizar glifosato por otros 15 años. Además, parte de estas preocupaciones surgen de la falta de un debate científico adecuado y de un escrutinio público, que defienden las ONG, como ZERO - Associação Sistema Terrestre Sustentável.
Los efectos preocupantes mantienen expectantes a las ONG
Aunque la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) declaró, en mayo de 2022, que el glifosato no es cancerígeno, la sustancia se considera potencialmente nociva para la salud humana y la vida acuática, provocando, como mínimo, problemas oculares graves y con efectos duraderos.
De hecho, las principales manifestaciones clínicas derivadas del uso de este pesticida son la aparición de irritación y enrojecimiento en los ojos, así como inflamación de la piel, pudiendo haber entrado en contacto cualquier alimento adquirido en el supermercado para uso doméstico.
Como resultado de esta preocupación y debate, la decisión de renovar la autorización para el uso de glifosato por parte de la CE debería votarse a mediados del próximo mes , con la sociedad civil, científicos, investigadores y legisladores observando de cerca la posible evolución de esta medida.
La necesidad de una evaluación rigurosa y basada en evidencia de los riesgos derivados del uso de glifosato es esencial para proteger la salud de las personas y el medio ambiente en la Unión Europea.