La "cueva de la muerte" en Costa Rica: una trampa mortal para toda criatura que intente entrar en ella
Imagina encontrar una cueva aparentemente inofensiva en medio de la selva y que tan solo al intentar entrar en ella, mueras instantáneamente. Respiremos hondo antes de conocer más detalles.
Es un inusual y sorprendente misterio natural. Conocida como “La Cueva de la Muerte”, está ubicada a unos 80 km al norte de San José, la capital de Costa Rica cerca del centro recreativo turístico de Recreo Verde, en medio de un paraíso inmerso en la naturaleza, lugar de las mejores aguas termo minerales del país. Allí, cerca del Río Toro se encuentra una cueva cuyo techo no es muy alto ya que tiene poco menos de 2 m de profundidad, y algo más de 10 m de largo, pero que afortunadamente cuenta con una entrada muy pequeña para los humanos.
Y esto es una suerte, ya que todo ser vivo que se ha adentrado en ella, ha muerto de manera casi instantánea. Animales pequeños como roedores, gusanos, pájaros y serpientes mueren inmediatamente por asfixia apenas se internan en la cueva. Lo mismo le sucedería a cualquier ser humano
Afortunadamente la estrechez de su entrada la ha hecho segura para los humanos, pero eso no ha impedido que sea un raro atractivo turístico en Costa Rica, debido a que la cueva es fatal.
Muerte por asfixia
Esta cueva es bastante inusual, ya que tiene una importante filtración de dióxido de carbono. De acuerdo con Guy van Rentergem, un ingeniero belga explorador de cavernas, la “cueva de la muerte” genera una considerable cantidad de dióxido de carbono, proveniente de filtraciones volcánicas.
Cada hora, desde la cueva se emiten a la atmósfera 30 kg de dióxido de carbono, lo que equivale a las emisiones de CO2 de un coche mediano al recorrer 256 km. Esto significa que la cueva emite en un año unas 263 toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a 2.2 millones de kilómetros recorridos por un auto, o 56 vueltas al mundo.
Se estima que el escape de CO2 sale a la superficie mediante una falla geológica denominada “Falla San Miguel” y podría ser volcánico, aunque sobre esto no hay certezas. Sí sabemos que su origen es orgánico, resultante de los depósitos de minerales subterráneos, los cuales son sometidos a altas temperaturas y presiones en el magma de la tierra donde no hay oxígeno. Este gas es incoloro y tampoco tiene olor; además es denso y más pesado que el aire, por lo que, al salir a la superficie en la cavidad de la cueva, lo desplaza, ocupando el espacio inferior de la Cueva.
En muchas cuevas naturales, las concentraciones de CO2 en el aire pueden aumentar a niveles peligrosos, lo que representa un riesgo para las personas que frecuentan el espacio subterráneo. Las personas que exploran este tipo de cavernas podrían subestimar los riesgos porque, en términos generales, la toxicidad del CO2 en grandes cantidades es poco conocida. La Cueva de Movile en Rumania, o la Cueva Carburangeli en Italia son otras cavernas con altas concentraciones de gas dióxido de carbono.
Atracción turística
La “Cueva de la Muerte” se ha vuelto un fenómeno turístico muy curioso en Costa Rica. Desde numerosos hoteles y posadas que se han desarrollado en torno a la región de San Carlos, en el centro oeste del país, parten excursiones hacia la cueva letal.
La cueva está vallada con maderas y con varios carteles de advertencia en castellano y en inglés. A la entrada, uno grande resume la experiencia: "cueva de la muerte" o "cave of death", mientras otros indican que sólo se puede acceder con un guía.
Los guías que llevan hacia el lugar portan una antorcha que encienden al llegar al pie de la cueva. Esa antorcha tiene un objetivo preciso y fundamental: marcar la "línea entre la vida y la muerte". Al pasarla por la parte de ingreso a la cueva, se puede ver claramente como, pasando la antorcha por la parte superior de la entrada, más cerca del techo, la llama se mantiene encendida gracias a que hay oxígeno. Pero luego, cuando la acercan al piso, la llama comienza a debilitarse hasta que se apaga.
Es que cerca del suelo, las concentraciones de CO2 son cercanas al 100 % y por ello, como resultado de la demostración, el fuego se extinguirá casi instantáneamente debido a que el oxígeno es indispensable para el proceso de combustión. Y allí, cerca del suelo, es donde ninguna criatura podría respirar adecuadamente y por eso perecerá.
Irónicamente, la ‘cueva de la muerte’ resultó ser un medio de vida para muchos pobladores del lugar.