La gran mancha roja de Júpiter se desvanece
Las últimas imágenes tomadas por la NASA confirman que la gran mancha roja de Júpiter, el rasgo icónico del planeta, se sigue reduciendo y podría desaparecer en los próximos años.
El planeta Júpiter plantea infinidad de misterios a los científicos espaciales y su atmósfera es continuamente monitoreada en busca de cambios en sus tormentas, vientos o nubes. Pero en las últimas imágenes hay un detalle que viene captando la atención y es el cambio en la coloración y en el tamaño de la Gran Mancha Roja del planeta. Ese punto no es otra cosa que un gigantesco vórtice anticiclónico, comparable con una gran tormenta que en su periferia tiene vientos que superan los 400 km/h.
La mancha parece pequeña, pero es 1,3 veces más grande que el planeta Tierra y es observada por el hombre desde 1830, aunque se cree que podría tener más de 350 años. La evidencia confirma que su diámetro se reduce pero su altura aumenta, y ya supera en 5 km a las nubes de su alrededor. Los científicos aún desconocen la causa de estos cambios pero coinciden en que se está debilitando. Lo que sí parece claro es que si esta tormenta lleva viviendo tanto tiempo es porque no hay una superficie sólida planetaria que produzca fricción, como ocurre en la Tierra.
Resulta muy interesante estudiar la atmósfera de Júpiter, la mayor de todo el sistema solar. Vista desde el espacio posee una variada paleta de colores con bandas en blancos, marrones y rojizos que fluyen en direcciones opuestas según la latitud. El planeta gira muy rápido, un día de Júpiter dura menos de 10 horas, y hace que se generen bandas de distintos gases (hidrógeno, helio, metano o amoniaco) que aparecen y desaparecen. Las más claras son bandas de nubes que se encuentran más alto y las más oscuras están por debajo.
Al igual que en nuestro planeta, en Júpiter se pueden observar diversos fenómenos meteorológicos como nubes, nieblas, tormentas que duran años, rayos mucho más intensos que los terrestres, ciclones, anticiclones y auroras que nunca dejan de brillar
Fascinante y mortal
La atmósfera de Júpiter se clasifica en capas diferenciadas por temperaturas, al igual que sucede en la Tierra: la troposfera, la estratosfera, la termósfera y la exosfera, pero a diferencia de la terrestre, Júpiter carece de una mesosfera. El planeta no posee una superficie sólida sino que se compone de un interior líquido. Los científicos creen que el núcleo de Júpiter es una sopa espesa y caliente de más de 50.000 grados.
A pesar de su belleza, la atmósfera de Júpiter está compuesta principalmente de hidrógeno y helio, lo que significa que es tóxica y mortal para los seres humanos. Y por si alguna persona logra sobrevivir a estos gases venenos, deberá enfrentarse a una radiación que supera en 1.000 veces el nivel letal para el hombre.